El vino y los jóvenes. Breve historia del calimocho y una posible explicación de porqué no beben vino en los bares.

«Calimocho, la ambrosía de la juventud».

Si en un examen nos encontráramos con la siguiente pregunta, ¿cuándo se inventó el Kalimotxo? es probable que el examinador diera como correcta; -en 1972, en las fiestas del Puerto Viejo de Algorta. Sin ser totalmente cierto es bastante correcta. Por un lado, está la invención de la bebida, y por otro, el nombre.

El nombre de la bebida, Kalimotxo, fue concebido el 12 de agosto de 1972 a las 5 de la tarde, efectivamente, durante las fiestas del Puerto Viejo de Algorta. Una cuadrilla de amigos organizó una fiesta en el barrio y, la única forma de poder financiarse, era con la recaudación del bar. El municipio instaló una barra dentro de una lonja, básicamente una tabla de madera que dejaba un espacio estrecho, pero suficiente para trabajar. No había agua, pero por suerte había una fuente en la plaza donde llenar una cubeta donde lavar los vasos. Llegó el vino, comprado a crédito a un proveedor de La Rioja (los chavales no tenían ni un duro). Dos mil litros a 16.5 pesetas/litro. Empiezan a servir los primeros chiquitos y, observan con cierta sorpresa, que las cuadrillas pagaban y no se bebían el vino. Resulta que todo el vino estaba picado. Entre los clientes había uno que era médico, y eseguró que era apto para el consumo, solo tenía mal sabor. Otro aconsejó mezclarlo con diferentes refrescos, para camuflar el defecto. Al final, y tras un largo comité de cata, llegaron a la conclusión de que la mejor mezcla era con coca-cola, a razón de mitad y mitad. Eso hacía un total de 4000 litros de bebida, una cantidad imposible de vender. Pero no había otra.

Necesitaban con urgencia coca-cola, un lugar donde hacer la mezcla y un nombre pegadizo, para que la clientela lo pidiera sin saber en quéconsistía la mezcla. Consiguieron una gran bañera, que a duras penas pudieron alzar por encima de la barra, donde mezclar la bebida. La coca-cola fue algo más duro de conseguir, pero al final llegó justo antes de la fiesta. Alguien, previsor, se dio cuenta de que, por cada botella de combinado, hacían falta dos de vino. A correr a buscar botellas vacías por todos los bares.

Un grupo estaba descargado de las tareas y solo pensaba en el nombre del cocktail, sin ningún éxito, inventando tonterías sin mucho sentido. A las cinco de la tarde apareció un amigo de Erandio, apodado Kalimero. Alguien dijo que era un chico muy feo, motxo en euskera, y se pronunció por primera vez la palabra kalimotxo.  La repitieron varias veces y les hizo gracia. Había nacido una estrella. Las ventas fueron tal éxito que consiguieron algo impensable cuando inventaron una escusa para pasarlo bien, beneficio. Después de pagar a todos los proveedores, tenían 5000 pesetas, que se gastaron en una gran cena. Y el calimocho (grafía recogida en la RAE desde 2001) entró para siempre en nuestras vidas. Coca-cola tiene la marca “Kalimotxo” registrada (sin autorización de los inventores).

Sin embargo, la bebida ya existía. El mismo 12 de agosto uno de los “txiquiteros” informo a los organizadores del consumo, aunque muy minoritario, de la misma mezcla en Bilbao, con el nombre de Rioja Libre, pero solo para señoritos y particularmente de “agentes de cambio y bolsa”. Buceando un poco más encontramos que, a principios del siglo XX, los inmigrantes italianos en Estados Unidos, mezclaban su vino de chianti peleón con coca-cola, para poder aguantar bebiendo toda la noche. Y seguro que anteriormente alguien había disfrutado del curioso refresco alcoholizado.

Lo relevante de la historia es el éxito de la mezcla. Podríamos afirmar, casi sin temor a equivocarnos, que muchas generaciones de españoles, especialmente en el norte, han consumido litros de calimocho en sus primeras salidas juveniles. El servicio es sencillo; se necesita un vaso de plástico grande (el cachi), vino barato de supermercado y coca-cola. Todos los expertos coinciden en este punto, el refresco de cola ha de ser coca-cola, sin excepción. Por lo tanto, los jóvenes SÍ consumen vino. En principio, podemos suponer que resultaría natural dar el paso a consumir un vino de mejor calidad. Sin embargo, esto no ocurre. La mayoría de la población prefiere cerveza. ¿Cuál es la razón?

Nadie lo sabe, aunque todo el mundo aporta su opinión. Una de las más admitida advierte del elitismo del mundo del vino. Un joven va a pedir un vino, y se siente intimidado por el volumen desmesurado de una carta de vinos incomprensible, por la mirada indulgente y “perdonavidas” del sumiller, por el complejo de no disfrutar en su totalidad lo que está pagando. Personalmente, no creo que sea la causa. Para mí el motivo del bajo consumo de vino por parte de los jóvenes, está relacionado con la deficiente calidad de la oferta de vinos por copas. En la mayoría de los locales, los vinos no siempre están a la altura, la vajilla no es la adecuada y la temperatura de servicio es incorrecta, haciendo la experiencia de beber no agradable. En comparación, la cerveza ofrece un sabor estándar conocido, una vajilla adecuada (regalada por el cervecero), servida siempre a la temperatura correcta. Uno sabe que recibe por lo que paga, y te hace sentir cómodo. Probablemente, una mejor selección y un mejor servicio desembocarían en un mayor consumo de vino por parte de la juventud. Al fin y al cabo, vivimos en uno de los grandes países productores.

Aquí dejo el enlace a un video «cata de calimocho». Espero les haga gracia.

TERROARISTA.