Las mejores películas, independientes y de vinos, según terroarista.

«If a million people see my movie, I hope they see a million different movies». Quentin Tarantino.

Todo parece indicar que el confinamiento va a durar más de lo que esperábamos. Me hace gracia pensar que al principio todos pensábamos que era el momento de “las cosas pendientes”: los libros de la pila que amenaza con caer (y matar a alguien si le pilla debajo), las pelis de la lista, hacer limpieza en el armario del olvido (todas esas cosas que no nos ponemos y no nos pondremos jamás, pero que dejamos para una ocasión especial), etc. Si ustedes son como yo, estarán tirados en el sofá haciendo zapping, tratando de evitar los canales de noticias, o buscando cosas sin interés razonable en internet (como saber cuánto tiempo necesitaríamos para llegar andando desde Lisboa, previendo el improbable caso de quedarse sin vuelo en la capital del país vecino). Pero aquí estamos. Mientras la reserva de vino aguante (la situación será desesperada cuando tengamos que abrir un vino de supermercado) y la conexión de internet funcione, saldremos adelante. Para pasar el rato les voy a recomendar unas películas. El el apartado uno recomendaré películas y documentales de vino. En el apartado dos, las películas que más me han gustado este último año (esas que hay que ver).

Películas y documentales sobre vino.

Entre copas, 2004, de Alexander Payne.

El vino tiene su gran película, Sideway´s (entre copas en español). La historia sigue a dos personajes estrafalarios, una pareja de amigos imposibles, que hacen un viaje a las bodegas de California para celebrar la despedida de soltero de uno de ellos. El guapo, el novio, es un actor venido a menos, que se casa con una chica rica, porque cree, con razón, que es su última oportunidad. El feo es un profesor al que no le gusta su trabajo; querría ser escritor pero no le publican. Para rematar, le ha dejado su mujer, y la amargura le come. ¿Cómo un hombre así puede gustar a una mujer? Es un misterio irresoluble. Pero la escena romántica entre de Miles y Mia hablando sobre vino, es lo mejor nunca rodado sobre amor y vino. La película es muy graciosa, bien rodada y con un guión inmejorable. Imprescindible. La mayoría de ustedes ya la ha visto una vez. Tenemos tiempo para una segunda revisión.

Guerra de vino, Bottle Sock, de Randall Miller.

Stiven Spurrier es un inglés afincado en París, dueño de una tienda de vinos prácticamente en bancarrota. Hablando con un cliente, Mourice, llegan a la conclusión de que hay que organizar una cata, donde se midan los grandes vinos franceses con los desconocidos, y despreciados, vinos americanos. Varios meses de preparación terminan cuando, el 24 de mayo de 1976, entre las 3 y las 6 de la tarde, un selecto jurado decide, en una cata a ciegas, cuales son los mejores. El histórico día es conocido como “el juicio de París”, y cambió la historia del vino para siempre. Les dejo la lista de vinos que compitieron aquel día, y un dato; Château Montelena era un vino de supermercado con un precio de 10 dólares.

Estados Unidos

Chardonnay

Chateau Montelena, 1973

Chalone Vineyard, 1974

David Bruce Winery, 1973

Freemark Abbey Winery, 1972

Spring Mountain Vineyard, 1973

Veedercrest Vineyards, 1972

Cabernet sauvignon

Stag’s Leap Vineyard, 1973

Clos Du Val Winery, 1972

Freemark Abbey Winery, 1969

Heitz Cellars Martha’s Vineyard, 1970

Mayacamas Vineyards, 1971

Ridge Vineyards Monte Bello, 1971

Francia

Chardonnay

Bâtard-Montrachet Ramonet-Prudhom, 1973

Beaune Close des Mouches Joseph Drouhin, 1973

Mersault Charmes Roulot, 1973

Puligny-Montrachet Les Pucelles Domaine Leflavie, 1972

Cabernet sauvignon

Château Haut-Brion, 1970

Château Léoville-Las-Cases, 1971

Château Montrose, 1970

Château Mouton Rothschild, 1970

El sumiller, Prentice Penny.

Bastante de moda ahora porque es un reciente estreno en Netflix. Un joven trabaja con su padre en un asador familiar muy exitoso. También hace unas horas en una tienda de vinos, su verdadera pasión. El problema, al cual se han enfrentado todos los hijos, es la dolorosa decisión de continuar con el negocio paterno o seguir su vocación y ser sumiller. Probablemente ser sumiller sea una vocación, el esfuerzo empleado en la formación y el coste de probar vinos y viajar a zonas productoras, la única forma de crecer en la profesión, pocas veces se ve recompensado. Así que lo hacemos por que nos gusta. Lo demás es de traca, en especial la preparación para ser Master Sommelier. Sólo para amantes del vino.

 

Un año en Borgoña, Cédric Klapisch.

Retrata convincentemente uno de los grandes problemas a los que se enfrenta Borgoña, el pago de herencia. La ley francesa obliga a pagar impuestos en comparación con la finca más parecida vendida recientemente. Como ahora la hectárea de viñedo está tan cara, hablamos de millones de euros, la mayoría de los pequeños elaboradores tienen grandes problemas para heredar cuando fallecen los padres. Interesante.

Mondovino, Jonathan Nossiter.

Uno de los grandes filmes sobre vinos de siempre. Seguimos a Nossiter por todo el mundo, viendo como todos los vinos son cada vez iguales. El otro problema es el precio, cuanto más famosos, mas inasequibles. El culpable de todo, un señor llamado Robert Parker Junior. Imprescindible.

Sour grapes, Reuben Atlas y Jerry Rothwell.

Empieza como una gran fiesta, con cientos de botellas de cientos o miles de dólares abiertas como si fuera gaseosa. El lujo y la buena vida, solo los muy ricos pueden permitirse beber esos vinos. Pero algo huele a podrido en Happyland, muchas de las botellas son falsificaciones. Sólo un dato, se calcula que unas 10.000 botellas falsas están en las bodegas de los mejores restaurantes de Nueva York. Pica la curiosidad, ¿verdad? Y nos alegra un poco saber que están timando a los ricos. Muy divertido y recomendable.

Blood into wine, Ryan Page y Christopher Pomerenke.

Maynard James Keenan es una famosísima estrella del rock, con varios discos de platino y reconocido en el mundo entero. Un día decide ir a un sitio inhóspito de Arizona, un lugar donde nunca ha habido viñas y donde nadie en su sano juicio las plantaría, y establecerse como viticultor. Compra un terreno en pleno desierto y con trabajo, dedicación y dinero, consigue llevar adelante su proyecto. La magnética personalidad de Maynard hace que no te despegues de la pantalla, y de verdad crees que es un vigneron, por que de verdad es un vingeron. Muy buena, sorprende como un hombre puede dar un cambio de timón tan importante a su vida. No se la pierda.

Películas independientes recientes.

Las películas muy comerciales o ganadoras de premios, tanto los muy mediáticos para el público en general o de festivales prestigiosos, son fáciles de encontrar, y están en todas las recomendaciones de internet. Yo voy a sugerirles películas menos conocidas, pero desde mi punto de gran interés.

The Lobster, Yorgos Lanthimos.

En una sociedad donde no está permitida la soltería, las personas sin pareja son enviadas a un centro de recreo con el objetivo de encontrar el amor. Última oportunidad, sino serán convertidos en un animal a su elección. Inteligente y divertida.

Green Room, Jeremy Saulnier.

Una banda de música presencia un asesinato en un bar de neonazis y se desencadena una persecución mortal. Encerrados en una habitación, se enfrentan a la decisión de escapar o de esperar ayuda exterior. Final, como siempre, insospechado. Mucha violencia y sangre.

I don´t feel at home in this world anymore, Macon Blair.

Una chica que vive sola encuentra su casa allanada por unos ladrones. Al principio tiene miedo, pero ella y su peculiar vecino encuentran una siniestra forma de defenderse. Muy divertida.

Raw, Julia Ducournau.

No puedo desvelar cual es el plato principal en la residencia, pero no lo cocinan. Una demencia que se ve en un suspiro y con cierto nerviosismo, destaca por su originalidad y su sentido del humor. Para raritos con problemas de dieta.

A ghost story, David Lowery.

El protagonista de la película está debajo de una sábana y no habla. Original película que plantea la soledad de una forma nunca vista. Romántica e interesante.

Lady Macbeth, William Oldroyd.

En un desolado villorrio de la Inglaterra rural inglesa de finales del XIX, Una joven casada con un hombre mayor encuentra consuelo en brazos de uno de los obreros. La ambición y la lujuria en territorios remotos, el alma humana. Trabajo descomunal de la actriz.

Lady Bird, Greta Gerwig.

Una adolescente se descubre a si misma en el duro tránsito de la infancia a la edad adulta. Interesante retrato de una generación incomprendida y con dificultades para prosperar. Ser diferente es un reto. Muy buena.

Call me by your name, Luca Guadagnino.

No dudo que para muchos es la mejor película de los últimos años. Un joven encuentra su sexualidad en un precioso pueblo italiano a principio de los 80. La ternura de los gestos, la verdad de las interpretaciones y el alto poder evocador de las imágenes la convierten en un película imprescindible.

The disaster artist, James Franco.

Sobresaliente cine dentro del cine. La historia de como se rodó la considerada peor película de siempre. El personaje principal, el productor, director y actor de la película original, es uno de los caracteres más divertidos y mitológicos que he visto. El trabajo de James Franco es impresionante. Muy buena, se va a reír un rato.

Blakkklansman, Spike Lee.

La improbable historia, que sea real no la hace más verosímil, de un agente de policía de color infiltrado en el KKK (Ku Klux Klan). Por una ley de integración, la policía de Colorado Spring debe aceptar a un hombre negro. Para más diversión, su hombre de confianza y el que establece contacto con la terrible organización es judío. Una vez más, los certeros aguijonazos de Spike Lee, muestran la horrible faz de una sociedad racista. Muy divertida.

The art of self-defense, Riley Stearns.

Un chaval inofensivo y tímido, presa fácil de los abusones, sufre una tremenda agresión. Para superar su miedo empieza con unas clases de kárate. La personalidad de nuestro héroe cambia según va tomando confianza en si mismo. Con un final muy divertido y esclarecedor. Muy buena.

Las tres últimas. Quizá no sean las mejores, pero lo son para mí.

The Florida Project, Sean Baker.

La acción transcurre en un desastroso hotel de carretera, probablemente cerca del mítico mundo de Disney World. Una niña de seis años vive con su madre en el hotel. Seguimos las aventuras de Moonee y de sus amigos, de como pasan los días de un largo verano. La joven madre, interpretada de forma magistral, quizá la más magnética actuación de los últimos años, por Bria Vinaite, saca adelante como puede su vida y la de su hija, siempre con humor. Retrato brillante de una parte de la sociedad olvidada, que sobrevive a duras penas cerca del paraíso, sin formar parte de el. La forma de contar la historia, de forma indirecta, el retrato de la búsqueda de la felicidad desde otro punto de partida, la honestidad de los protagonistas, la convierten en una película que crecerá con los años. Imprescindible.

The rider, Chloé Zhao.

Un joven tiene la cabeza vendada y la cara hinchada. Acaba de despertar de un coma. En el último rodeo, un caballo le ha dado una patada y casi lo mata. Con secuelas para toda la vida, no puede volver a montar. Empieza a trabajar en un supermercado como cobrador, reponedor, etc. La vida sigue. Poco a poco se encuentra mejor. Ayuda a los vecinos con sus caballos, el era el mejor domador y también una estrella de rodeo. Se da cuenta de que ha cambiado las inmensas colinas salvajes por un cuartucho, el brillante cielo por un fluorescente, lo indómito por lo domesticado.

Hay varias cosas que hacen de esta película algo único. La historia es completamente real, y los actores se interpretan a si mismos. Brady es el auténtico Brady que recibió el golpe, el joven que nació pegado a una silla de montar y cuya vida eran los caballos. Su padre en la ficción es su padre de verdad, y su hermana autista, es su hermana. No es un documental. La sencillez con que se aproxima la cámara a los momento de intimidad, la honestidad de los personajes en su lucha diaria por no desfallecer, por seguir mereciendo el título de hombres, la belleza de las imágenes tanto en el interior oscuro como en el deslumbrante exterior, la elegancia sin ruido en la presentación de los diferentes momentos humanos por el que transita la narración, la convierten en una película necesaria, verdadera, vital. Es imposible quedar indiferente. Obra maestra monumental, sobre todo por sus bajas pretensiones. Imprescindible.

One cut of the dead, Shinichiro Ueda.

¿De verdad voy a terminar recomendando una película de zombies? Pues sí. La vi porque en la publicidad pedían por favor ver hasta el minuto 40. Vi sin mucho entusiasmo hasta el minuto 40 y, a partir de ese momento, todo cobra sentido. Es la película con la que más me he reído en años. Varias horas después sigues encajando cosas y te sigues riendo. El mejor entretenimiento para estos días. No es sangrienta, no se preocupen. Imprescindible.

TERROARISTA