Rutas de supervivencia. Bares de vinos en Barcelona, parte l.
Y para ti, ¿cuál sería la botella del fin del mundo?. Pregunta realizada en el trayecto hacia Barcelona pensando en qué botella abriré cuando Donald (Trump) empiece con las bombas atómicas. Gracias Rosa y Felix por un viaje tan agradable.
Hace unos 15 años en el Born de Barcelona apenas podíamos encontrar un puñado de negocios que incluían un supermercado, un restaurante vegetariano y algún colmado tradicional. Todavía no era un barrio tomado por los turistas y conservaba el encanto de lo secreto; incluso podía aparecer algo abandonado. Mi hermana vivía en una diminuta calle escondida en el caótico laberintico de calles estrechas del corazón del barrio. Nada me gustaba más que vagar sin rumbo por las calles vacías sintiendo el grito agonizante del pasado, y encontrar monumentos emblemáticos como la Llotja (antigua lonja de pescado), los palacios unidos que albergan el Museo Picasso, en aquel tiempo sin interminables colas, la serena majestuosidad sin pretensiones de Nuestra Señora del Mar, la portentosa y elegante iglesia gótica que custodia y defiende el barrio.
La frontera entre el Born y el Barrio Gótico es la Via Laietana. Cruzas la calle saturada de ruidos y coches para sumergirte en otro tiempo. Las casas se apiñan una encima de otra creando estrechos pasos siempre en sombras; las ropas colgadas en las ventanas, los pequeños portales oscurecidos por el paso del tiempo, los repartidores de bombonas en carrito (no cabe un camión) golpeando las bombonas para advertir de su presencia…sientes el pulso de la vida de la ciudad. Son, con diferencia, mis dos barrios favoritos de Barcelona.
Pero no acaba ahí. Pronto encontramos la Rambla. Nos sumergimos en el río sin pausa de personas acaloradas y presurosas. Debemos elegir. Vamos hacia el Rabal, el barrio canalla (ya no tanto, como todo el centro de Barcelona esta siendo destinado a acoger el turismo avasallador) o hacia la parte nueva, el Example. Por un lado llegamos a la zona se Sant Antoni, por el otro a los maravillosos edificios modernistas, comandados por los grandiosas creaciones de Gaudí, genio de genios.
Barcelona es una ciudad increíble, llena de museos deslumbrantes, edificios singulares y rincones secretos de gran belleza. Hay que ir muchas veces, con la miraba abierta; cada vez encuentras algo diferente, una razón para volver y redescubrir lo que ha permanecido y lo que ha cambiado. Mi única pega a la ciudad es que hay demasiados visitantes (es injusto, lo sé, yo también lo soy) por lo cual es importante elegir, si esta en nuestra mano, la época de visita. Yo evitaría el verano (para los de tierra adentro hace demasiado calor y los turistas ocupan todo), siendo primavera y otoño las fechas más agradables.
Barcelona también tiene mar. Ver el sol desaparecer tomando una copa de vino desde la playa es un placer asequible que nadie en sus cabales debería perderse.
Rutas de Supervivencia.
En Barcelona hace calor, estamos en el bendito Mediterráneo. El andarín sediento necesita un refrigerio. Estas son mis propuestas de los bares de vinos que a mí me gustan. He intentado agruparlos por zonas para que no haya que desplazarse mucho de un bar a otro. Quiero dejar claro que son mis favoritos por qué son los que conozco y los que he encontrado o me han recomendado amigos (también locos del vino), pero seguro que la lista se queda corta y existen muchos más. Barcelona es una de las ciudades más dinámicas, donde pasan más cosas, y más abierta en sus ofertas gastronómicas, teniendo una de las mejores restauraciones de país (y por lo tanto del mundo). En esto incluimos la excepcional, y desde mi punto de vista inigualable, oferta de vinos, tanto por copas como por botellas. No dude y siga su instinto; si ve un bar que le parece atractivo entre y pregunte, probablemente habría que añadirlo a esta lista (incompleta).
El Born.
Can Cisa-Bar Brutal, calle Princesa nº14.
Uno de los antiguos colmados del Born es Can Cisa, abierto en 1949. En el año 2013 los hermanos Colombo, Max y Stefano, curtidos empresarios de hostelería, deciden hacerse cargo de la tienda reconvirtiendo una parte en restaurante, respetando otra como colmado. Su intención era ofrecer algo diferente. Para ello contaban con la ayuda de otros dos socios, el viticultor de vinos biodinámicos Joan Ramón Escoda y el director de la distribuidora de vinos Cuvée 3000 Joan Valencia.
En el Bar Brutal tienen una oferta de vinos por copas de unas 7 referencias, todos de vinos naturales, o al menos poco intervenidos, que cambia con cierta regularidad. La carta de vinos es muy amplia, con vinos españoles, franceses e italianos, todos de pequeños viticultores. Uno de los grandes atractivos del local es que sigue funcionando como colmado, puedes comprar todos los vinos de la carta con un descuento. Los camareros son todos profesionales capaces de dar un consejo profesional en el complicado momento de elegir. Siempre que voy a Barcelona me acerco al Brutal, bebo alguna de sus sugerencias y compro alguna botella para cenar (por eso de no ir con las manos vacías).
El Diset, calle Antic de Sant Joan nº3.
Cada uno tiene un lugar especial en su corazoncito y este es el mío. En el centro del Born, es un acogedor bar con una propuesta de vinos por copas, especialmente catalanes, muy interesante. Es tranquilo e invita a la conversación y a la intimidad. Las tapas son de gran nivel y sirven para acompañar la oferta de vino. Imprescindible.
Bar de Pla, Moncada 2.
Siguiendo la estrecha callejuela donde reina el impresionante Museo Picasso (no dejen de visitarlo), cruzando la calle princesa, encontramos este pequeño bar, lleno de encanto. La oferta de vino por copas es de 10 vinos (desconozco la asiduidad con la que cambian la carta), incluyendo un vino seleccionado por ellos, el “de la casa”. Vinos naturales y alternativos en un ambiente moderno conservando el sabor de lo antiguo.
La Vinya del Senyor, Plaza Santa María 5, en la misma fachada de la basílica de Santa María del Mar.
Centro de peregrinación, principio de visita de cualquier ruta que se precie, lugar de referencia y espejo de cómo hacer las cosas bien… es difícil encontrar a viejos clientes que no adoren el local. Quizá el más antiguo del barrio y emblema de la zona antes de la invasión de los turistas. La terraza, enfrente de la iglesia, es inigualable. La selección de vino por copas esta bien, aunque es algo cara (el precio sube debido al éxito y la inexorable invasión de la gente de fuera) y es mejor ir varios y elegir una botella de la abundante selección de vinos catalanes, nacionales y extranjeros. Los asiduos saben que el mejor sitio del bar está en el piso de arriba, subiendo las escaleras, en una pequeña mesita al lado de la ventana, desde la cual hay una vista privada de la fachada. Las tapas son algo caras, un buen sitio para beber.
Vila Viniteca, tienda de vinos y un pequeño colmado donde degustar unas copas. Carrer dels Agullers.
A la vuelta de La Vinya del Senyor, muy cerca del monumento de la Llotja, encontramos los establecimientos de Vila Viniteca, referente nacional y la mayor distribuidora de vinos del país. Hay una tienda donde podemos encontrar vinos de todo el mundo, imprescindible una visita y perderse en la geografía líquida representada. Los dependientes son profesionales que, con amabilidad y paciencia, atenderán todas sus preguntas y le ayudarán a encontrar el vino que está buscando. Justo al lado de la tienda hay un colmado, también de Vila, en el cual es posible conseguir una estupenda tabla de quesos con una buena copa de vino. En la programación de actividades siempre tienen catas de gran nivel. Imprescindible.
L´Anima del Vi, Carres del Vigatans 8.
Pequeño bar de vinos y restaurante, a menos de un minuto a pie desde el Museo Picasso, especializado en vinos naturales y biodinámicos. Si soy sincero he de decir que siempre que he ido (la menos 3 veces) estaba cerrado. No abren por las mañanas y cierran domingo y lunes. Sin embargo es el más recomendado por todos los aficionados, así que lo dejo en la lista y yo me lo apunto en tareas pendientes. Me parece que va a ser uno de nuestros favoritos.
La lista de bares de vinos continuará con otras zonas y con lugares imprescindibles. Sin embargo no puedo despedirme sin recomendar el considerado el mejor bar de vinos de Barcelona ,y para algunos, del mundo.
Monvínic Carrer de la Diputació 249.
Traspasas las puertas y entras en otro mundo. Luces bajas, mesas perfectamente montadas, silencio. Todo preparado para degustar con tranquilidad. La oferta de vinos es infinita. La carta es una Tablet, única forma de poder ubicar con eficiencia la lista sin fin. Todos los camareros son sumilleres profesionales, aconsejan y explican el vino elegido. Tienen un restaurante y una cocina vista, donde los cocineros hacen sus preparados. La vajilla es la perfecta para cada vino, todos a la temperatura correcta. Tienen una sala de degustación privada, donde te encierras a meditar y sentir. Es más un templo que un bar, los clientes son devotos creyentes, rendidos a la liturgia hipnótica del servicio perfecto. Nadie que ame el vino puede eludir la visita, no conocerá el cielo (al menos en esta tierra).
TERROARISTA