La novela Diario Líquido, presentación (y venta) en nuestra web.

«Bebo porque quiero sufrir más vivamente«, Dostoievski.

La historia comenzó hace unos cuantos años. Un día soñé que escribía un libro que se titulaba Diario Líquido. Por aquel entonces era un desconocido (todavía lo sigo siendo) “tecleador” en un blog llamado terroaristas.com. No podía creerme que sería capaz de escribir una historia larga, así que utilicé el título, Diario Líquido, para comentar mis peripecias alrededor del mundo del vino.
El azar intervino e, inconstante e impredecible como es, me llevó a hacer un improbable viaje de peregrinación. Una gran amiga me invito a ir com ella desde los Alpes hasta Roma, siguiendo el antiguo camino de la Vía Francígena. Un hombre de mi edad, algo limitado fisicamente y vago de solemnidad, no puede sentirse predispuesto a encarar una hazaña que requiere vigor, cierto grado de equilibrio mental y una gran fuerza interior para no desesperar y saber aguantar el sufrimiento. Sin embargo una idea iba calando poco a poco en mi interior; existe la creencia de que todos los caminos de peregrinación son en realidad caminos de vinos. El vino era, sin duda, el motor del peregrino y una parte importante de su dieta por dos razones: la primera por ser un alimento muy calórico, aporta la energía necesaria para poder caminar; y la segunda por ser bactereológicamente sano, no como el agua de la Edad Media, corrupta y venenosa. Por no contar de dos fantásticos efectos secundarios, quita la sed y eleva el alma a los cielos (en plural).


Primero debía resolver un problema, yo no podía andar. De los tiempos mozos conservo una grave lesión que, si bien no se aprecia a simple vista, ando mal por que soy desgarbado y torpe, me imposibilita andar muchos días con peso a la espalda. Así que decidí acompañar a An, ,mi amiga, por sus vagabundeos por el mundo, pero con una condición; yo haría los mismos kilómetros que ella, pero en bicicleta. An, se enamorarán de ella cuando la conozcan, aceptó y sin más preparación me encaminé a mi primer destino, Turín. Mi objetivo, a parte de visitar la maravillosa ciudad, era comprar una bici. No es tan fácil como parece, sobre todo si no tienes ni idea, adquirir el material idóneo. Compré la más barata y, mientras paseaba al lado de la indescifrable Mole Antonelliana, el monumento más emblemático de Turín, me relamía ante las aventuras líquidas que me aguardaban escondidas en cada esquina del viaje. Piamonte, Toscana, Brunello… los vinos que roban el corazón y ponen una sonrisa estaban todos en mi camino. Iba a demostrar, con las pocas fuerzas que me quedaban, de forma absolutamente científica, basada en la observación directa de los hechos, que los peregrinos en realidad eran aficionados al vino (y de paso poner en evidencia el hecho esencial de cualquier peregrinación y de la vida; lo importante pasa en el camino, durante la travesía, antes de llegar al destino. Resulta tentador pensar que llegar al lugar sagrado era menos importante que el vino disfrutado por el camino).
Estos son los antecedentes biográficos. Luego empecé a rodar, durante 28 días cruciales, que cambiaron mi perspectiva. Es curioso lo que le ocurre a un humano cuando sufre, está solo, se enfrenta al clima, a los mosquitos, a las terribles pendientes y a la vez se descubre, tiene tiempo para pensar, goza de pequeños placeres insospechados en la vida normal. Tu cerebro, al principio reacio y gruñón, pronto acepta la nueva rutina y dedica su tiempo a investigar en tu interior. Las consecuencias de la introspección son impredecibles y cada uno tiene sus propias revelaciones. Otra cosa curiosa es que el cuerpo se acostumbra pronto a su nueva servidumbre, y pronto el sufrimiento, sin desaparecer, se vuelve más llevadero. Entre los múltiples personajes que conocí uno, una chica, se volvió realmente importante. Aquel tiempo eterno se agoto en un instante. En un segundo An y yo cogimos, el tren, al avión, el bus, y estábamos en casa. El viaje físico había terminado, pero no el viaje dentro de mi.
Me propuse, por supuesto para que lo lean ustedes pero sobre todo para mí, para no olvidar, escribir un relato de todo lo sucedido y hablar de lo que de verdad importa, el vino, el amor y todo lo demás. El vino es un protagonista más junto al enclenque ciclista y todos sus amigos andarines. Tres años después (ya les he confesado que soy un poco vago) terminé la historia. Si me preguntan lo que es no sabría precisarlo con seguridad. Suelo responder que es un ensayo camuflado en envoltorio de novela. He intentado ser divertido y honesto, contándoles parte de mi y de lo que mi importa y de las personas a las que amo y admiro.
Espero caerles bien.
TERROARISTA
P.D.-El prólogo ha sido escrito por Paco Berciano, hombre sabio a la antigua usanza, de profundos conocimientos con ganas de compartirlos. Leer el prólogo es una razón poderosa para comprar el libro. Y de paso he encontrado un mentor y un amigo. Mi agradecimiento eterno maestro.

Presentación de DIARIO LÍQUIDO, el vino, el amor y todo lo demás.