Carta de agradecimiento a mis lectores y amigos.

«I like to drink more than used to», el gran Marlon Brando en El Padrino.

Estimados amigos:

Esta es una carta de agradecimiento. Denme un momento de su tiempo para contarles, brevemente créanme, porqué estoy tan agradecido.

Durante el año 2019 y una gran parte de 2020, durante la pandemia, este blog vivió sus mejores momentos. Tenía entre 150 y 300 visitas diarias. Mucha gente leía mis artículos y dejaba comentarios interesantes que hacían este blog vívido y activo. Después de la pandemia las visitas empezaron a caer. Yo seguía escribiendo pero las visitas caían y caían. No podría describir bien las razones pero supongo que la principal es la aparición de la inteligencia artificial y los podcast, pero claro, puedo estar equivocado.  Analizaré esta cuestión un poco más tarde.

Al caer tanto las visitas yo dejé de escribir. No es ninguna escusa, simplemente escribir todas las semanas es un trabajo cuya recompensa es sentir al público que te anima y te sigue. Si desaparece ese aliciente te invade la desmotivación y la desidia. Además, llevaba muchos años dedicándome en cuerpo y alma al vino. Mucha parte de mi tiempo lo empleaba al preciado líquido, es mi trabajo y mi pasión, no me quejo, pero exige dedicación exclusiva. Gran parte del tiempo de ocio lo dedicaba a visitar zonas de vino, bodegas y elaboradores. Por otro lado, me presentaba a muchos concursos. Presentarse a concursos requiere una gran capacidad de concentración y muchas ganas, dedicas tu vida a estudiar temas tan raros como las variedades principales de Grecia o los elaboradores más premiados de espumosos de UK. Si te va bien, si ganas alguno o quedas muy cerca del ganador y tienes el respeto de todos los participantes las cosas son más fáciles. Pero el año 2022 me fue muy mal y he de reconocer que sentí que había llegado el momento de retirarme. Perder no es fácil. Y hay que aprender a perder con dignidad, el resto de rivales, los que son mejores que tú, merecen un reconocimiento lícito y ganado con perseverancia y trabajo.

Realmente, necesitaba un descanso. Me lo recomendó un compañero sumiller, uno de los mejores de este país. “Aléjate un poco de los campeonatos y vuelve cuando te sientas preparado”, me dijo. Muchas gracias Valentín.

Así que me retiré de los campeonatos.

Y apareció la inteligencia artificial.

¿Quién va a leer un artículo de opinión o de divulgación si existe un ente capaz de responder de forma precisa a cualquier pregunta? Desde mi punto de vista, la mayoría de los trabajos realizados por humanos la IA puede hacerlos mejor y más baratos. Sin pretender adivinar el futuro preveo que la opinión humana va ser desplazada por la certidumbre artificial y quizá los primeros seamos los escritores de temas específicos. Así lo sentí y eso me pareció entender de la caída de visitas (probablemente también influyó que la gente quería salir y no leer nada en internet después de la pandemia).

Dejé de escribir.

Mi relación con el mundo del vino parecía un divorcio amistoso pero irreversible. Disfrutaba mucho bebiendo vino y comentándolo con mis amigos sin la presión de estar persiguiendo un objetivo (algo así como el sexo sin compromiso). Me iba convirtiendo en un consumidor más sin volver la vista atrás. Podía echar de menos la competición y seguí muy de cerca los campeonatos, tanto nacionales como internacionales, viendo a mis compañeros cada vez más preparados y mejor entrenados. Pronto entendí que no era mi guerra.

Un acontecimiento lo cambió todo, el Spanish Wine Master, el campeonato nacional organizado por Ramón Bilbao en 2023. El campeonato, muy interesante en su planteamiento organizativo y muy bien dotado (el ganador se llevaba a casa 8.000 eurazos) estaba estructurado en fases que los aspirantes debían de pasar para avanzar en la competición (un poco como el Juego del Calamar). Las dos primeras fases eran on-line, competías desde casa. Yo participé el último día, dos horas antes de cerrar el periodo de inscripción. Una circular de mi asociación de sumilleres enviada a todos los asociados nos recordaba que se podía participar hasta las 23.59 horas de ese mismo día.

La primera prueba consistía en resolver cincuenta preguntas sobre el vino español. No me pareció ni muy fácil ni muy difícil. Por suerte pasé a la siguiente ronda.

La segunda prueba era también on-line (efectos de la pandemia supongo). Nos enviaron a casa cinco pequeñas botellas numeradas. Las dos primeras contenían vino blanco y las tres siguientes vino tinto. En el día señalado, los cincuenta finalistas debíamos conectarnos a una plataforma virtual y atender instrucciones. A las órdenes del jurado abrimos las botellas, describimos el vino de acuerdo con una hoja de cata y tratamos de adivinar la variedad y denominación de origen. Después de la cata hubo un pequeño examen de reconocimiento de viñedos españoles. Por suerte me clasifiqué entre los diez primeros para la gran final.

La gran final fue en Madrid. El acto fue transmitido íntegramente en directo. Hubo variar pruebas y para la última prueba iba en 2 lugar. Hice bien la última prueba y esperaba ganar. No fue así, alguien lo hizo mejor que yo. Enhorabuena al ganador Alberto Ruffoni.

Quedar segundo es perder.

Durante unos cuantos días rumié mi decepción en silencio. Todos me felicitaban pero puedo asegurarles que el segundo puesto es amargo. En noviembre de 2023 hice le curso de Formador de Rioja. El organizador, Peter Arijs, quedo tercero en el Spanish Wine Master, de hecho era el primer clasificado antes de la última prueba, y me dijo que sin duda el segundo puesto era bueno pero doloroso.

Lo era. Lo es, pero he de reconocer que sin ese segundo puesto no me habría planteado volver a competir. Empezar a estudiar, clasificarse para la final, ir a la final a Madrid. Desde lejos parecía una montaña imposible de superar. Algo se había movido en mí, debía darme una última posibilidad. Empecé a estudiar, gané el campeonato de Mejor Sumiller de Castilla y León y fui directo a la gran final en Madrid.

Después del examen y de la cata me clasifiqué para la gran final junto con Tomas Ucha y Anna Casabona. Fue una final reñida y divertida. Esta vez subí a lo más alto del podio. Campeón de la competición de Mejor Sumiller de España. El resto del año ha sido frenético y casi imposible de redactar (tengo la impresión de haber vivido dos años en uno).

Llegó 2025. Estamos a principios. Cuando era un escritor siempre recomendaba libros y comics sobre vinos para regalar, hacía un balance del año y felicitaba las fiestas. Aprovecho este momento para desear un feliz año a todos ustedes. He hecho un breve balance, no tengo recomendaciones de películas ni de libros. Al dejar el vino he dejado también de leer y ver películas sobre vino. Lo siento.

Hay muchos proyectos abiertos para este año. Con respecto a este blog, lo más importante es la semifinal para poder representar a España en el campeonato de Europa o del Mundo de Best Sommelier (a partir de este nivel ya es todo en inglés). Los rivales son de una calidad formidable, los mejores de los mejores. He decidido ir escribiendo como es la preparación para el campeonato y dejar constancia de lo que estudio compartiendo mis apuntes y haciendo preguntas al final. Espero tener las ganas de hacerlo.

Este artículo es el primero que escribo en mucho tiempo. Y empiezo dando las gracias a las personas que hayan caído por aquí y dediquen parte de su tiempo a leerlo. Sin ustedes, los lectores, el público que viene a vernos a nuestras actuaciones y nuestras catas, no existiríamos. Gracias por darnos su tiempo. Ustedes son lo más importante.

Las demás personas que tengo que agradecer son tantas que necesitaría el doble de espacio del ocupado hasta el momento. Y siempre corro el riesgo de olvidarme de alguien, por lo tanto:

GRACIAS A TODOS LOS PERSONAJES DEL MARAVILLOSO MUNDO DEL VINO. GRACIAS PROFESORES, COMPAÑEROS, RIVALES, DISTIBUIDORES, AMIGOS, PREPARADORES, VITICULTORES, ELABORADORES, BODEGUEROS, PERIODISTAS DE VINO, FOTÓGRAFOS, ETC. GRACIAS DE CORAZÓN (SIN OLVIDARME DE MI PELUQUERA, QUE VIENE A CASA EL DÍA ANTES DE LOS CAMPEONATOS).

Un abrazo.

TERROARISTA.