Recomendación vinos Navidad 2018. Tintos, mis favoritos del año parte I.
«Beati Hispani quibus bibere vivere est«. Afortunados los españoles para los que beber es vivir, atribuida a Julio Cesar.
Voy a recomendar alguno de los vinos que más me han gustado este año. No lo suelo hacer. Pero si te pones, te pones, así que voy a redactar una serie de post, no se cuantos, intentando dar información que pueda ser util.
A lo largo de los años la intención y las entradas del blog han ido cambiando, igual que este humilde tecleador. Al principio sí hablaba de los vinos que probaba. Luego me pareció un poco injusto; algunos me habían gustado igual o más que los recomendados y, por motivos de mi mala memoria, no aparecían en el blog. Con el paso del tiempo empecé a escribir mejor (o al menos eso me gusta pensar) y, sobre todo, mi conocimiento de este inabarcable mundo fue ampliándose. Las entradas son ahora más técnicas y más literarias, quizá más útiles para alguno de mis lectores (y espero de corazón que más entretenidas), pero quizá olvidé que el objetivo de un blog de vinos es recomendar, al menos alguna vez, algún vino. No es una tarea fácil.
A la injusticia de no mencionar muchos vinos interesantes, se une la dificultad a la hora de ir a buscar determinadas marcas. Recomendar vinos que no puedan encontrar con una cierta facilidad me parece una perdida de su tiempo. Por lo tanto voy a intentar buscar vinos que se puedan encontrar, bien en una tienda física, bien por internet. Quizá alguno solo pueda degustarlo en algún restaurante con una buena carta de vinos. Si encuentran en algún restaurante alguno de los vinos de esta lista han encontrado un filón. Fíense del camarero que les atiende, seguro que es un profesional.
Vinos Tintos.
Ribera del Duero.
Una de las grandes denominaciones del país y, casi siempre, una buena elección. Este año, un despectivo artículo, escrito por el catador de Robert Parker para España, Luis Gutierrez, sobre la denominación causo un gran revuelo. Personalmente creo que Luis Gutierrez está equivocado. Entiendo que es difícil gestionar el poder y la fama, pero eso no es escusa para desprestigiar el trabajo de cientos de personas.
He de decir que, en mi caso, el artículo me empujo a catar todos los vinos que pudiera de la Ribera del Duero, para saber si, más allá de las malas maneras, de dejarse llevar por el esnobismo de la moda y del desprecio absoluto a la forma de vida de toda una región, el señor Gutierrez tenía razón. Por eso debo dar las gracias a LG (no la marca de electrodomésticos) por empujarme a hacer lo contrario de lo que recomendaba y haber disfrutado tanto con los siguientes vinos.
Bodegas Vizcarra. Ubicada en Mambrillas de Castrejón, Burgos. Juan Carlos Vizcarra representa la idea de viticultor elaborador. Todos los viñedos son propios o de la familia pero bajo su control. La vendimia es manual, con doble mesa de selección a la entrada de la bodega y el movimiento del vino se hace por gravedad.
Senda de Oro 2017. La añada 2017 fue escasa y muy complicada. Sin embargo el roble es espectacular.
Vizcarra Crianza 2015. Buena añada en la Ribera, un crianza complejo y profundo, en su momento óptimo de consumo.
Vizcarra Garnacha (fuera de DO) 2015. La uva garnacha no es admitida por el consejo regulador, por lo tanto tiene contraetiqueta de Vino de la Tierra. Un vino diferente, potente y equilibrado, representa una nueva faceta en la producción de la DO y una nueva cara de la polifacética garnacha.
Bodegas J.A. Casajús.
Este año he conocido y tenido mucho contacto con Alberto, el elaborador, y su mujer Leonor. Me invitaron al 25 aniversario de la bodega y escribí un post. Alberto es feliz en el campo, rodeado de sus viñas, a las que mima con pasión. También es un obseso de la perfección. Persigue el vino perfecto. Es callado, escucha más que habla y cuando dice algo suele tener razón. He tenido la suerte de catar sus vinos. Son extraordianarios.
Casajús Crianza 2015. En mi opinión, el mejor vino de cada bodega debería ser el más vendido, el buque insignia de la casa, el que, en definitiva, te da de comer. El crianza de Casajus en el que a mí mas me gusta. Uno de los grandes vinos de la Ribera del Duero.
Finca Doña Len 2015. Me invitaron a presentar el vino en el 25º aniversario de la bodega. Debía catarlo y me negué a hacerlo, y aún así los amables anfitriones no se enfadaron conmigo (toda la historia aquí). Un vino diferente, hecho con amor y dedicado a la compañera de toda la vida. La vinificación es diferente, a muy baja temperatura, con fermentación espontánea y muy lenta. La extracción de taninos es muy suave, siendo elegantes y suaves. La frescura y suavidad convierten a este vino en el posible futuro de toda una denominación.
Bodegas Viña Sastre.
Una de mis bodegas favoritas desde siempre. El único problema suele ser la baja producción y la dificultad de hacerse con unas buenas botellas. Ubicada en La Horra, centro de la denominación, es un vino tradicional, uno de esos vinos inolvidables que se quedan en la mente del bebedor y que han sido el soporte y los creadores del prestigio de la denominación.
Viñas Sastre Crianza 2015. Durante años he pensado que era el mejor crianza de la Ribera del Duero. Potente, intenso, cálido, no deja indiferente. Es difícil de explicar como tanta fuerza pueda estar tan equilibrada, un vino redondo y voluptuoso. Siempre es una elección acertada.
Bodegas O. Fournier.
Uno de los viñedos más bonitos de la denominación. Durante siglos el río a ido depositando cantos rodados en un amplio meandro. Sobre las piedras del río crecen las viñas. En el silencio de la tarde se escucha claramente el fluir del sigiloso Duero. La bodega elabora varias gamas de vino, empezando por los “Urban”, vinos modernos y suaves, fáciles de beber, recomendado para momentos informales y de ocio, la elección perfecta en un bar.
Los vinos que voy a recomendar son más complejos, del viñedo viejo. La gran ventaja y una de las cualidades mayores de la bodega es que no sacan los vinos a la venta hasta que están convencidos de que ha llegado al momento óptimo de consumo. Las añadas recomendadas son las actuales en el mercado.
Spiga 2011. Consumo varias botellas al año y, cuando puedo, lo degusto en ferias y eventos o en visitas a la bodega. La sensación siempre es la misma; es uno de los vinos que más me gusta y me voy convencido de haber probado algo grande. Probablemente los cantos atrapen algo de calor y las uvas maduran de forma más uniforme, aportando potencia y voluptuosidad, y sobre todo dando unos taninos mucho más finos. Vinos de larga guarda, extraordinarios.
Alfa Spiga 2008. Una selección superior de las uvas y más tiempo en barrica nueva de roble francés diferencia este vino de su hermano pequeño. Más profundo, cautiva por el raro equilibrio de potencia y elegancia. Un gran vino, de larguísima guarda.
Bardos de Vintae.
Pocos entienden el complejo mundo de la elaboración y venta de vinos como los chicos de Vintae. No solo se esfuerzan en elaborar buenos vinos, en conocer las diferencias entre denominaciones y sacar lo mejor de cada una y en desarrollar nuevos proyectos para revitalizar zonas o uvas olvidadas, sino que saben moverse en la selva de información de las redes sociales, los gustos de los jóvenes y el orgullo de la tradición. No hay más que ver su página web; moderna, divertida y profesional. He asistido a varias catas de sus productos y siempre me voy con la misma impresión, saben lo que se hacen y ponen pasión en cada uno de sus proyectos, dan confianza y contagian ilusión. Comprar una botella de Vintae, con un vino cuidado en su interior y una estudiada presentación, cuidando los detalles estéticos, es siempre un buena elección.
Bardos crianza 2015. Uvas de viñedos viejos a gran altitud y de rendimientos muy bajos, en Moradillo de Roa y Fuentemolinos. Potente y equilibrado, los taninos, suaves y pulidos, aportan cuerpo a un vino fluido y fresco, agradable y de larga persistencia. Un gran representante del potencial del territorio.
D.O. Arlanza.
La zona del Arlanza sigue siendo una gran desconocida a nivel nacional, y es una pena. La singularidad de la zona la convierten en una de las mas interesantes y, como no tiene abiertas las puertas de la venta masiva, la relación calidad-precio de los vinos pasmosa.
La distancia que separan las últimas viñas de Ribera de las de Arlanza apenas llega a 10 kilómetros. Ambas denominaciones comparten la misma variedad principal la tempranillo. La diferencia principal es la altitud. Los viñedos de Arlanza se encuentran por encima de los 800 metros, pudiendo llegar a los 1200 metros de altitud. Es la zona más extrema de cultivo. La vendimia siempre es más tarde, alargando el periodo de maduración. Los años muy frío hay serios problemas de maduración. Sin embargo, los años buenos, donde la climatología es un aliado y no un enemigo invencible, los vinos son profundos y seductores, para guardar durante lustros.
Bodegas Sierra.
Castillo de Ura Crianza 2011. Una joya por menos de 8 euros. Necesita algo de tiempo después de tanto tiempo en botella. Poco a poco despliega sus aromas, no muy exuberantes, con la firma característica de la comarca, carbon vegetal. Poco a poco gana en profundidad, la última copa recuerda a las cerezas en licor. Sobresaliente.
Sueños del Duque 2009. El hermano mayor. Solo se elabora en añadas buenas (para la familia solo las añadas cálidas, que permiten la perfecta maduración fenólica). Es austero, elegante, profundo, no regala nada, hay que dejarse arrastrar por la sutilidad de todo lo que propone. Aguanta cualquier comida pero, como todo gran vino, se disfruta mejor solo y con tiempo.
Bodegas Lerma.
Gran Lerma 2014. Las uvas proceden de una sola finca. Al andar por ella sientes que es especial. La elaboración es diferente. Pisan durante días las uvas en el depósito, con el raspón, hasta que arranca la fermentación. Posteriormente se cría en barricas de roble francés, donde hace la maloláctica. Cría con sus lías con bazuqueos constantes. De color azul muy oscuro, con mucha concentración y mucho tanino y mucho de todo. La primera copa parece que satura y que puede contigo. La última, después de haberte bebido la botella solo, te deja con ganas de mas. Es un gigante en pañales, dispuesto a retar al tiempo. Ni los elaboradores saben hasta donde puede llegar. Impresionante.
Bodega Monte Aman.
Monte Aman Vino de Autor 2009. La gran añada de la historia de Arlanza es 2009. Al ser vinos tan longevos, es una verdadera fortuna encontrar un vino de esta añada. El vino es el mejor de la bodega, vendimiado a mano, de una sola finca con rendimientos muy bajos. Sigue conservando una gran estructura, pero con los matices del tiempo en botella. Un regalo por el precio que piden por él.
Bodegas Araus Ballesteros.
Vino de Hielo. Las condiciones climáticas de la región permiten, alguna vez, elaborar vino de hielo. Las uvas de cabernet sauvignon no maduraban y se quedaron en las cepas hasta bien entrado el otoño. Las uvas fueron recogidas a menos 8 grados. Las manos de todos los vendimiadores estaban cubiertas de sabañones. El mosto era tan denso que se pegaba en las paredes de la prensa. Fermentó muy lentamente, dejando una gran cantidad de azúcar residual. Delicioso, me he bebido alguna de las menos de 1000 botellas elaboradas.
Los tres extranjeros.
Aquí sí que voy a ser injusto. He catado muchos vinos y elegir sólo tres es un deshonesto hacia el resto de los vinos que tanto me han hecho disfrutar. Pero sin duda estos tres deben probarlos.
Texier Cotes du Rhone Saint-Julien en St-Alban 2013.
Auténtico descubrimiento. Vino elaborado con uva de la variedad Syrah. Procede del Ródano norte, de una población sin denominación de origen específica, por lo cual se acoge a la AOC Cotes du Rhone. No puede ocultar su origen; elegancia y frescura, con la personalidad de las uvas de la región. Las viñas tienen más de 30 años y el cultivo es biodinámico. La elaboración es poco intervencionista; fermentación en depósitos de hormigón con levaduras autóctonas, y muy poco sulfuroso añadido en el embotellado. Un grandísimo vino, personal y profundo.
En palabras del propio Eric Texier, el elaborador: Me convertí en vigneron en las casi olvidados viñedos de Brézemè (Ródano Norte). Mis conocimientos y el método que utilizo han nacido de la lectura y de mis visitas a bodegas de elaboración tradicional en explotaciones con filosofía de agricultura sostenible alrededor del mundo. Mi forma de elaborar vinos es muy antigua, poco intervencionista; mi gran preocupación como viticultor es el cuidado del suelo.
Casale Pozzuolo, Rosso de la Porticcia Riserva 2014. DOCG Montecuco.
La Sangiovese es una de las grandes uvas del mundo. Con ella se elaboran los conocidos (y muchas veces maravillosos) Chianti y los Brunello di Montalcino. El Brunello es, no sólo por motivos sentimentales, mi vino favorito. Delicioso y evocador, solo tiene un problema, el precio. Por eso haber descubierto los vinos de Montecuco, y sobre todo la bodega Casale Pozzuolo, es un auténtico hallazgo.
La frontera entre Montecuco y Montalcino es un pequeño río que cruzas en dos zancadas. Las viñas del Casale están a 650 metros de las míticas viñas de Castello Banfi, una de las más prestigiosas bodegas de Montalcino. Pero como bien dice Daniele, el dueño, con mucha gracia. “Nacimos en el lado pobre”. El Riserva recuerda tanto al Brunello que es complicado no hacer comparaciones. Delicioso, en el diabólico equilibrio entre fortaleza y elegancia, fluido y fresco, es un vino de calidad internacional. Y a un precio asequible.
Pheasant´s Tears Superavi 2015.
Beber un vino de Georgia es beber historia líquida. Las variedades son muy antiguas. Pero lo realmente único es la filosofía de elaboración, completamente tradicional. Probablemente, el método de fermentación más antiguo sea en recipientes de barro cuando apareció la alfarería. Los vinos georgianos se elaboran en Quevri, una gran tinaja de barro enterrada en el suelo. Las uvas se vendimian, y, tanto blancas como tintas, fermentan en contacto con las pieles y el raspón. El proceso es poco intervencionista, no se añade nada durante el proceso, todo ocurre de la forma mas natural. Al estar enterradas el frío del subsuelo sirve de control de temperatura. Los vinos son auténticos, naturales en el buen sentido. Quizá algo rústicos, quizá no tan complejos, su naturaleza es la expresión de la tierra. Ningún otro vino provoca estos sentimientos. Su fama ha llegado tan lejos que hoy son los vinos de moda. Y probablemente su influencia no deje de crecer. La afición a fermentar y criar en ánfora en todos los rincones del viejo continente, es el reflejo de la tremenda fuerza de seducción de los vinos de esta zona mágica.
El Pheasant´s Tears Superavi da esta sensación de beber mosto con alcohol, con tanino algo vivo pero tremendamente refrescante; quita la sed, da placer, te hace pensar. Engancha y rezas para que no se acabe la botella, para que tu compañera no se sirva más, para que no se agote la pequeña remesa en el almacén. Si es usted un amante del vino debe correr hacia la tienda y comprar una botella.
No la abra si tiene muchos invitados.
TERROARISTA