Carreteras secundarias (pero sin tanto glamour).
«Cuando alguien pide merlot me levanto y me voy. No voy a beber una jodida merlot», Miles en la película Entre Copas. Me gusta más el título en ingles «Side Ways» (carreteras secundarias) por que es más preciso y la expresión «I´m not going to drink a fucking merlot» suena más graciosa.
Cuando mi colega M (es conocido como el Marqués, a efectos del relato M) me comunicó que se trasladaba a Praga a vivir me ofrecí a hacer de copiloto si su intención era llevar el coche. Un par de meses más tarde me llamo y me preguntó si la oferta seguía en pie. Contesté con un alegre “Yeah man” y empecé a preparar el itinerario. Cuando viajas por el sur, y casi añadiría centro, de Europa siempre te las puedes apañar para que cada parada coincida con un centro de peregrinación de importancia mundial. Un centro de peregrinación de vino. La distancia desde mi pequeña ciudad a Praga es de un poco más de 2000 kl. Conduciendo unos 500 km diarios haremos cuatro paradas. Madrugando un poquito, nunca antes M ni yo lo hemos hecho, podemos llegar relativamente temprano, visitar el destino y buscar un buen sitio para disfrutar de alguna afamada bebida local.
Itinerario previsto por la organización:
1º día: Saint Emilion, Burdeos.
2º día: Macôn, Borgoña.
3º día: Estrasburgo, Alsacia.
4º día: Pilsen, el mismo Pilsen.
En Pilsen no hay vino, lo sé. Las zonas de producción del desconocido vino checo están bastante más al sur, en Moravia y Bohemia, y no las atravesamos. En un punto del trayecto, allá en la lejana Alemania, atravesaremos la invisible frontera que separa a los elegantes ciudadanos del sur de los bárbaros del norte. Los sofisticados habitantes del sur bebemos vino, los vikingos del norte cerveza.
Envío el detallado plan a M y está de acuerdo. Viene desde Lisboa (pienso en el bonito itinerario enológico que podría haber diseñado desde el atlántico a mi pequeña ciudad en dos alcohólicas etapas), duerme en mi casa y salimos todo lo temprano que podemos (las 12.00 en punto en todos los relojes) hacía el hermoso pueblo de Saint Emilion.
Seis horas más tarde estábamos envueltos en un atasco a la entrada de Burdeos. Primera lección, evitar las grandes ciudades y sus accesos a partir de las 17 horas, cuando los franceses salen de trabajar. Perdemos un tiempo precioso. Para ocupar el tiempo busco un hotel donde pasar la noche. Disponiendo de coche busco un lugar cerca de Saint Emilion y encuentro una encantadora granja con desayuno casero incluido un poco lejos, a 20 km. pero la oferta de la mermelada casera inclina de forma decisiva mi voluntad. Solo tomar la desviación a Saint Emilion nos vemos rodeados de un mar verde cargado de oro azul. Las uvas han enverado (el cambio de color de las uvas de verde a azul se denomina envero) y sestean indolentes al sol de la tarde. Anochece. Las vistas son sobrecogedoras. Los nombres de los mas conocidos Châteaux pasan a nuestro lado. Nos detenemos a hacer una foto a un auténtico castillo del siglo XlV bajo la luz crepuscular. Nos sentimos felices y sedientos. Buscando la granja nos perdemos por estrechas carreteras a cuyos bordes desfilan ordenadas miles de viñas. Veinte kilómetros por carreteras estrechas entre pequeños pueblos es una distancia considerable. Cuando llegamos a la Ferme aux fleurs es de noche, estamos exhaustos y, desgraciadamente, no vamos a ir a Saint Emilion. Pedimos algo de comer y nos informan de la imposibilidad de conseguir alimento en la granja. Estamos famélicos, solo hemos comido unas guindillas fritas con dos txakolis. Según parece hay un pueblito pequeño cerca, a unos 3 km. Buscando el pueblo nos perdemos en los intrincados bosques y las peculiares carreteras cuaternarias. Al fin encontramos un restaurante, aparcamos y nos disponemos a disfrutar. Después de 15 exasperantes minutos de intenso estudio de la carta de vinos pido un Saint Emilion Gran Cru de 2006. La comida es exquisita y el vino fantástico. Volvemos a nuestra habitación, recomendable para parejas en pleno delirio pero algo incómoda para dos machos de la especie. M me obliga a dormir en una especie de palomar donde un niño de tres años no cabría de pie. Repto hasta la cama y duermo el sueño pesado de los profesionales de este pequeño mundo. A las 8.30 en punto suena el despertador y bajo a desayunar. Seis tipos deferentes de mermeladas caseras despiertan mi aún dormido interés. Pero esto es otra historia.
Datos necesarios para descifrar correctamente esta bonita historia y sobre todo esto es un blog de vinos.
Las guindilla fritas es una tapa típica del País Vasco. Son deliciosas.
El txakoli es un vino elaborado en todas las provincias vascas. Cada provincia tiene su propia denominación, por lo cual hay tres denominaciones de txakolí, Vizcaya, Álava y Guipúzcoa. Es un vino joven, muy ácido, las uvas son vendimiadas algo verdes para mantener la acidez, y con algo de aguja (pequeñas burbujas disueltas en el vino provenientes del CO2 de la fermentación, pican un poco en la boca, de ahí el nombre de aguja). En la actualidad están trabajando en la zona para elaborar vinos algo más complejos y con más cuerpo, incluso envejeciéndolos en barrica. Las uvas comúnmente utilizadas son la hondarrabi zuri y la hondarrabi beltza, esta última tinta. Cada denominación permite el uso de otras variedades minoritarias.
Burdeos es la gran zona productora de vinos del mundo. Con casi 120.000 hectáreas de viñedo produce desde vino peleón hasta los más conocidos vinos del planeta. Como única recomendación recuerde: cuanto más grande aparezca la palabra Bordeaux en la etiqueta peor es el vino. Existen 9000 bodegas (el doble que en toda España) repartidas en 59 denominaciones de origen. Dos enormes ríos cruzan la denominación, Garona y Dordoña, creando la orilla derecha, Entre Deux Mers (la traducción es entre dos mares y es la zona entre los dos ríos) y la orilla izquierda.
El sistema de clasificación tiene su complejidad y clasifica los vinos por el lugar exacto de procedencia de las uvas en una jerarquía ascendente en calidad buscando los mejores emplazamientos, siempre más pequeños. Los vinos de mesa de Burdeos utilizan las uvas más baratas de cualquier lugar de la inmensa denominación. Cuando las uvas proceden de un área más pequeña portarán en la etiqueta Côtes de Bordeaux, Medoc, Liburne, etc., siempre precisando un espacio más pequeño en donde crecieron las uvas. En lo más alto de la clasificación ponen en la etiqueta el nombre del pueblo o en algunos casos, los míticos, pueden poner solo el nombre de la bodega, como Château Latour o Château d´Yquem.
Entender los vinos de Burdeos es una misión difícil, hay muchos y son muy caros, dentro del gran número de denominaciones. Una forma sencilla de explicarlo dividiría Burdeos en tres grandes zonas.
La orilla derecha.
Entre Deux Mers.
La orilla izquierda.
Parece fácil, ¿verdad?. Compliquémoslo un poquito.
La primera gran Clasificación Oficial de Vino de Burdeos es de 1855.
El Emperador Napoleón lll quería deslumbrar al mundo con la Exposición Universal de Paris, donde, entre otros productos, quería que se expusieran todos los grandes vinos de Francia. Mando elaborar una clasificación de los grandes vinos de Burdeos para poder enseñarla a todos los visitantes. La misión fue encomendada a la Cámara de Comercio de la Gironda y su presidente, mesieur Duffour-Dubergier., que con muy buen criterio, permitió a los negociants (intermediarios de vinos) elaborar la lista. Los negociants eran y son los encargados de vender el vino de Burdeos y conocen como nadie los suelos, los viñedos y los grandes châteaux. La palabra château, castillo en francés, tiene otro significado en Burdeos y es casi sinónimo de bodega. El château viene definido como una construcción donde se elabora el vinos rodeada de los viñedos de la propiedad. En menos de dos semanas la lista estaba completa y dividía a los châteaux en cinco tramos de calidad, estando en la cima los Premier Crus Classes y descendiendo hasta los quintos. Los intermediaros recurrieron al precio pagado por cada vino en los últimos 50 años atendiendo a la relación “más caro, más calidad”.
Casi todos los vinos clasificados eran de la zona del Medoc, al norte de Burdeos, con una excepción, el Château Hout-Brion de Pessac, mundialmente conocido y calificado como Premier Cru. También se clasificaron los vinos dulces de la zona de Sauternes y Barzac. La clasificación se ha mantenido prácticamente inalterada desde entonces, con solo tres variaciones. Solo un año después incluyeron a Château Cantemerle por que por una infortunada serie de accidentes no fue incluido en la primera clasificación. El siguiente cambio fue debido a la venta de Château Dubignon, originariamente un tercer cru, a Château Malecot St. Exupery y ser incluido en el. Y la tercera y más notoria el ascenso de segundo a primer cru de Château Mouton-Rothchild en 1973.
Los cinco premieres crus son:
Château Lafite
Château Margoux
Château Latour
Châteu Hout.Brion
Château Mouton Roothchild.
De los vinos dulces de Sauternes cave destacar:
Château d´Yquem, Primier Cru Superieur, único vino con esta calificación (habrán notado que tiene un superieur, superior, que no tiene nadie). En los vinos blancos dulces solo establecieron tres niveles en la clasificación.
Es casi una certeza que estos vinos son los más famosos del mundo.
Desde el punto de vista actual sorprende la no aparición de ningún vino de la orilla derecha, hoy igual de caros y famosos que los vinos del Medoc. Por aquel entonces los vinos de Saint Emilion y del Pomerol eran considerados como vino corrientes y no formaban parte de la aristocracia del vino, probablemente debido a la lejanía del mar y de la dificultad de transportar el vino en carretas en comparación con el transporte en barco.
Los vinos elaborados en el Medoc suelen ser una mezcla de cabernet sauvignon, merlot, cabernet franc y petit verdot, con alguna otra variedad de forma residual.
Para los vinos blancos dulces de Sauternes utilizan mayoritariamente la variedad semillón, con sauvignon blanc y muscat.
Entre Deux Mers no tiene vinos de gran relevancia, salvo algunos vinos blancos dulces cercanos a Barzac.
La Clasificación Oficial de 1955 en Saint Emilion (de paso digamos que el Pomerol no tiene clasificación oficial)
Con el paso del tiempo y la mejora del transporte llega el prestigio a la orilla derecha. De hecho, hoy los vinos más caros y más prestigiosos vienen de aquí.
La clasificación de Saint Emilion también es jerárquica pero con una gran diferencia con la clasificación de 1855., se revisa cada diez años, y los châteaux pueden ascender o bajar en el escalafón.
La clasificación empieza en Premier Gran Cru Classé A. La última revisión ascendió a esta categoría a dos bodegas. Son:
Château Pavie
Château Angelus
Château Ausone
Château Cheval Blanc.
La variedad principal es la uva merlot, generalmente acompañada de cabernet franc y algo menos de cabernet sauvignon.
El más famoso y caro de todos viene del cercano Pomerol, es el prestigiosísismo y carísimo Château Petrus, elaborado casi en exclusiva de uva merlot y un pequeño porcentaje de cabernet franc, aunque los años solo utilizan merlot.
La cena.
El restaurante donde cenamos nos deparó la gran sorpresa del viaje. Comida exquisita. Absolutamente recomendable.
L´un des sens, Villefranche-de-Lonchat.
Precio del menú, dos platos 27; con postre casero 32.
El vino estuvo a la altura.
Château Haut Dugay, Saint Emilion Gran Cru, 2006. Variedades, merlot y cabernet franc.
TERROARISTA