Cata a ciegas con Paolo Basso.
Llego al Hall nº3 de Vinexpo. Hay una cola mediana y bastante expectación. Todavía los inscritos para la cata no han empezado a entrar. De hecho, la entrada se retrasa un poco más de lo previsto en un ambiente de secretismo y cierto misterio. Las puertas están cerradas y las azafatas se empiezan a incomodar con el retraso. Entreabren las puestas y preguntan cuanto les falta. Presumiblemente están sirviendo las copas con los vinos y no podemos ver cuales son esas botellas.
Cuando entramos nos encontramos diez copas de vino ya servidas. Cuatro de vino blanco, seis de tinto y una de color bronce. He entrado de los primeros y me siento en un rincón. A pesar de la cola no se completan todos los pupitres y muchos permanecen vacíos. Es normal, a pesar del inmenso atractivo de la propuesta es el último día y todo el mundo está como loco.
El secretismo y misterio con las puertas cerradas, el encontrarnos todos los vinos servidos y la expectación de todos los asistentes tienen un sentido; estamos invitados a una cata a ciegas con Paolo Basso.
Paolo Basso es el actual campeón del mundo de mejor sumiller. El campeonato se celebra cada tres años y, hasta el año que viene en Argentina, es el campeón en vigor. El motivo inspirador de una cata tan interesante y divertida, intentar recrear una prueba del campeonato de mejor sumiller, en la cual los aspirantes se enfrentan a unas copas con vino y deben decir lo máximo posible de ellos.
En cada pupitre, con las copas numeradas ya servidas, hay dos hojas, una libreta y un bolígrafo. Las hojas sirven para apuntar los resultados. Los parámetros evaluados son tres: 5 puntos si ubicas el país, 3 si descubres la variedad y 2 si eres capaz de determinar la añada. Diez vinos, diez puntos por vino, cien puntos máximo.
En los campeonatos existe además una limitación de tiempo, cosa poco preocupante para nosotros pues disponemos de mucho.
Paolo se presenta y da unas recomendaciones. Hay que confiar en las primeras sensaciones y sobre todo, estar muy concentrado. Catar a ciegas requiere un gran esfuerzo para leer toda la información ofrecida por el vino sin la influencia de saber la marca, la procedencia o el precio. En teoría el vino tiene una historia que contar, y nosotros nos entrenamos para saber leerla. Pero es difícil, muy difícil.
Hoy, debido a la popularización de la tecnología, el uso de las mismas barricas de roble, el desarrollo de unas variedades de uva planetarias y, esto es fundamental, un pensamiento único marcado por los creadores de tendencias y que conduce, de forma inevitable, a una estandarización del gusto y de la producción de vino, hace complicado no ya distinguir entre vinos de diferentes regiones dentro de un país, sino entre continentes.
“Por lo tanto, concentración. He seleccionado vinos muy característicos de la zona de donde proceden y con una gran tipicidad de la variedad de uva. Recuerde, cuando se cata, solo un diez por ciento son estímulos recibidos por nuestros sentidos, el 90%, lo más importante, pasa en nuestro cerebro y tiene que ver mucho más con las emociones y con la memoria”- nos dijo Paolo.
Así empezamos. Paolo nos presentaba el vino y hacía una pequeña descripción organoléptica. En algunos vinos daba bastantes pistas, haciendo una cata de libro y dando alguna pequeña pista. La mayoría supimos entender las pistas y nos fue bien. En otros no fue tan explícito, y fueron a la postre decisivos para elegir al campeón. No lo he dicho. Las hojas donde apuntabas los resultados eran recogidas y evaluadas. El ganador se llevaba una botella Jeroboam de champagne.
Los vinos:
1º Paolo no dio muchas pistas y la verdad no le preste mucha atención. Intensidad media, amarillo pajizo…etc. Descubrí algo conocido en el. En contra de todo lo aconsejable por el sentido común puse:
España, Verdejo, 2013.
2º Ni idea. Raro, bajo de color, sin mucho sabor. Paolo repetía, “salino, salino” como mejor pista y a fuerza de repetir si me pareció salino. ¿ Dónde diablos hay vinos blancos salinos en el mundo?. Puse.
Italia, Vermentino, 2013.
3º. Paolo dio muchas pistas. Elegante, complejo, especias, mantequilla, grande…
Una chardonay de libro.
Francia, Chardonnay, 2012
4º. Paolo no dio muchas pistas pero el vino hablaba solo. Color dorado, maravilloso aroma de rosas y mango, denso y con sensación dulce.
Francia, Gewursztraminer, 2011
Recogieron las hojas de los blancos para ir corrigiendo y pasamos a los tintos.
5º. Me suena conocido. Toques especiados, clavo, buena acidez. Un color característico. De verdad creo que lo tengo.
España, Tempranillo, 2012. (Si, me parece un buen rioja).
6º. Paolo insiste mucho en el color de los vinos. Dan muchas pistas. Este es casi negro, muy joven. Huele poderoso, aromas de tierra y flores azules. Algo de aceituna negra. Dicho así parece imposible no acertar. Pero me parece atlántico, con hojarasca y te.
Francia, Cabernet Franc, (pienso en el Loira) 2012.
7º. El color, la acidez y elegancia nos conducen directamente a una zona y una uva. La pasta de Paolo lo aclara todo. Los taninos marcan el vino, ahora duros por su juventud. Con el tiempo serán terciopelo para uno de los mejores vinos del mundo.
Italia, Neliolo, 2012.
8º. A pesar de mis notas no podría decir cual fue la característica principal del vino. Era diferente, aromático, con buena acidez. Pocas pistas de Paolo. Color casi negro, fruta madura…
Argentina, Malbec, 2011.
9º. Quizá el más fácil, por la gran tipidad del vino y las pistas de Paolo. Profundo, importante, piel, elegante, con bastante sedimento. Un clásico de una zona clásica.
Francia, Cabernet Sauvignon, 2005.
10º. Antes de probarlo creía que lo había descubierto. Con ese color y ese aroma de larga crianza en madera. Era, no tenía ninguna duda, un jerez. Paolo nos dijo que terminábamos con un vino dulce, muy difícil de localizar. Alertado por la indicación probé el vino. Dulce, aromático, con cierta acidez. Aún así, seguí pensando en el sur de España como zona productora más probable. Un vino elaborado con una parte de P.X. Escribí:
España, Pedro Ximenez y palomino, mezcla de añadas.
Mientras corregían y puntuaban nuestras respuestas iban preguntando a los asistentes por sus impresiones, valoración de la propuesta, etc. Por mi parte, me dedique a beber los vinos servidos en el pupitre de al lado. No había nadie y su destinos era ser arrojados por el desagüe, algo que, como comprenderán, no podía permitir.
Bueno, estos fueron los vinos seleccionados por Paolo Basso:
1º Marques de Cáceres, Verdejo, D.O. Rueda, España. 2014
2º Santorini, Assyrtiko, 2014. Un vino griego de una variedad poco conocida.
3º Domaine Chanson, Chasagne Montrachet, AOC Bourgogne, variedad Chardonnay, 2012.
4º Domaine Weinbach, gewurztraminer, D.O. Alsacia, 2005.
Hasta aquí ni tan mal. Tres de cuatro, contando que el vino griego no lo había probado jamás antes.
5º Hartford Court Far Coast Vineyard, Pinot Noir, Estados Unidos, 2012.
6º Domaine Yves Cuilleron, Le Ville, AOC Cornas, Syrah, Francia, 2012.
7º Marchesi di Barolo, Barolo Sarmassa , DOCG Barolo, Italia, 2011.
8º Catena Zapata, Mendoza, Malbec, Argentina,no se la añada.
9º Château Rauzan-Ségla, 54% Cavernet Sauvignon, 40% Merlot, 5% Petit Verdot y 1% Cabernet Franc, AOC Margoux, Francia, 2005.
10º José Maria da Fonseca 20 años, Moscatel de Setúbal, Moscatel Roxo, Portugal, mezcla de añadas. (Es una mezcla de 4 añadas, la más joven de 23 años y la más vieja de unos 80).
Como ven, no lo hice nada mal. Haciendo lo opuesto a lo aconsejado por Paolo, según su criterio lo mejor era escupir los vinos, esperé bebiéndome todos mientras iban descubriendo los diferentes vinos. Al final, durante la entrega de premios, pensé que iba a ganar. Si cuentan mis puntos, verán que tenía bastantes. En fin, la tercera fue una chica china, la segunda una de las que había puesto un vino, y por lo tanto no contaba y por último, el ganador. Ganó un periodista acreditado, uno de los ponentes en las catas de por la mañana, asiduo de Vinexpo y conocido por todo el jurado. Tenía un total de 65 puntos. Otra vez será.
Alguna conclusión. Teníamos una pista que no supe ver. Los vinos los había elegido entre los vinos de la muestra, por lo tanto, debían, en su mayoría, ser las añadas en el mercado. Un error grande fue perder la concentración y dar por hecho que el último vino era de Jerez, sin evaluar ninguna otra consideración.
La idea es genial, realmente educativa y muy divertida. Enhorabuena a Paolo Basso por la elección de los vinos y por su magnífica cata de cada uno de los vinos.
Y a la organización. Como ya dije, casi perfecto.