#fiestadelafloracion. Un breve comentario.
Recibí una invitación para ir a la #fiestadelafloración. El programa no podía ser más atractivo.
Por la mañana un servicio de autobuses con diferentes horarios te recogía en el centro de Madrid y te depositaba en Rozas de Puerto Real, un pueblo en la Sierra de Gredos donde tiene su bodega (o su guarida o sus parcelas de viñas) Comando G. Una vez allí, catabas una serie de vinos seleccionados, tanto españoles como extranjeros, comías entre las viñas y, mientras llegaba la hora de salida del autobús, un concierto con diferentes grupos para amenizar la tarde.
El autobús salió a la hora, lo que es de agradecer, y llegamos al pueblo un poco pasado el mediodía. El paraje era tremendamente bucólico y encantador. Una altiplanicie llena de vacas y caballos rodeada de las cimas más altas de las montañas. La finca estaba perfectamente acondicionada para atender a los invitados. Diversas carpas protegían del sol tanto a los representantes de las bodegas invitadas como a los participantes. A pesar del calor, también compraron un día fantástico, sin excesivo calor, los vinos estaban a su temperatura correcta. Parece que son los únicos que se han dado cuenta de que los vinos tintos no se pueden tomar a temperatura ambiente si el ambiente es de más de 16 grados. Es algo tan sencillo como tener una cubitera con hielo y agua y dejar a discreción del bodeguero la temperatura de sus vinos. La cuidada selección de vinos incluía, por supuesto, los vinos de Comando G. Luego hablaremos de ellos y de sus deliciosas garnachas.
A la hora de la comida descorcharon champagne Delamote, Belondrade y Lurton, La Bruja Averías y otros tantos que no recuerdo. La comida estuvo bien, protegidos del sol por las carpas y los olivos. En ningún momento falto champagne, a pesar del calor. Y siempre bien fresquito.
Bodegas Niepoort nos regaló dos momentos excepcionales y únicos.
- Durante la comida sacó de su ataúd, la caja de madera en al que viene es de tal tamaño que no me extrañaría nada que la llamaran así, una botella de Batuta 2008 de 18 litros. Hacen falta dos personas para servir con cierta seguridad vino de semejante recipiente. Si alguien duda o se pregunta si pudimos acabar con la botella la respuesta es si, pudimos. El vino estaba absolutamente espectacular, tan lleno de matices y tan personal. De hecho, les puedo asegurar que no duró mucho.
- El segundo momento fue cuando descorcharon un Garrafeira de 1977. EL garrafeira es un vino único de Niepoort. El abuelo de Dirk, actual gerente, compro una damajuanas (unas garrafas ) de una capacidad entre 7 y 10 litros. No son iguales por que son artesanas y son muy antiguas. Cuando se rompe alguna es un día de luto en Niepoort.
El vino de máxima calidad en Oporto es el vino de añadas excepcionales. Pasa un tiempo no muy largo en barricas de roble usado, unos 2 años, y luego es introducido en estas garrafas, sin ser mezclado con vinos de otras añadas, por tiempo indefinido. La última que han abierto fue el lunes. EL vino llevaba en la garrafa 37 años. Probablemente esté aún muy joven. Por regla general, se abren unas cuantas de estas garrafas y se embotellan para la venta, aunque puede seguir envejeciendo en botella. Las damajuanas son extraordinariamente delicadas, poder ver una, ver como la descorchan y como lo sirven en algo extraordinario. No solo estás bebiendo uno de los mejores vinos del mundo, sino que la ceremonia de apertura y servicio es única.
Para no volcar la garrafa, el vino se extrae con una goma. Se apoya ceremoniosamente en un soporte, se abre con cuidado y cada uno se acerca con su copa, sin respetar mucho la fila la verdad, a recoger un poco de líquido. En ese momento, que poco se imaginaba en amable portugués de la bodega que mi amigo y colaborador ocasional @vimosvinosymas se la iba a pedir prestada para hacer unas fotos entre las viñas. Probar un Garrafeira de Niepoort te sitúa entre los afortunados que ha catado un vino mítico, improbable y difícil de encontrar. Es soberbio, dulce y amargo, licoroso y fresco, ardiente y mentolado, largo, poderoso, complejo pero amigable. Representa su origen, estás bebiendo el territorio, la zona de Oporto. Su embrujo se extiende más allá de los sentidos. Apela a la curiosidad y al deseo, te transforma. No exagero, es lo que pasa cuando estas ante un vino excepcional.
Siguió la tarde. Sesión de fotos en las viñas, más vino, merienda, más vino, conciertos, más vino. En esa tarde calurosa, donde todos nos sentíamos más amigos de lo normal, saltábamos escuchando la música, mascábamos la misma tierra en la que crecen las viñas, nos chapuscábamos con agua mineral y expresábamos a grito pelado la tremenda felicidad que sentíamos de estar allí.
Llega la hora de irse. Cogemos el último autobús. Somos pocos los que nos hemos quedado hasta el final. Compartimos cascos para volver escuchando música en el único aparato electrónico con batería, un ipod. Hago balance de todo lo vivido por que no se muy bien como voy a contarlo ni se si resulta de interés una experiencia personal en un blog de vinos pretendidamente técnico.
Hay cosas fáciles Por ejemplo, felicitar a lo organización por la perfección de la ejecución del programa. Con estos señores de Vila Viniteca es rutinario. Son la excelencia. Me cuesta imaginar un evento de estas características mejor desarrollado, más ingenioso y de tanta calidad en nuestro país y, si me apuran, en muchos otros países. Lo único que no me explico es por qué invitan a dos pelagatos como @vimosvinosymas, mi colega, y a mi.
Felicitar a Comando G por la idea de montar una fiesta celebrando la floración de las viñas, por la extraordinaria finca llena de viñedo en la que fuimos recibidos y por sus magníficos vinos. Estoy escribiendo sobre los proyectos más interesantes en la recuperación de garnachas viejas y estaba muy interesado en probar todos sus vinos. Sin ser el mejor día para catar traté de dedicarles el mayor tiempo posible y de atender a las explicaciones que amablemente y con una gran paciencia nos iba dando Dani. Como anticipo al post de las garnachas de Madrid comentar que son vinos sinceros, elegantes, más minerales que frutales, nítidos y directos. Trabajos de esta envergadura sitúan a la garnacha como una de las grandes uvas del país.
Y gracias a todos. Gracias Quim por saludarme siempre que me ves, gracias Anna por sonreírme, gracias David por tu paciencia como vendedor, gracias a Comando G por abrirme las puertas de su casa y gracias al chofer por traerme a casa sin percances.
Solo una cosa más: las fiestas de Cristiano Ronaldo y esta gente, ¿son así de divertidas?. Piensen que la fiesta era exclusiva, no seríamos más de 200. Un lugar lejano, fuera de las miradas indiscretas, bebida del más alto nivel, un montón de chicas guapas (y chicos, no soy machista) y conciertos privados en un paisaje idílico.