La bodega y el taller Azpilicueta
LA BODEGA
Hemos dedicado un post completo hablando de las cualidades y especificaciones técnicas y arquitectónicas de la bodega. Sin embargo, una explicación quedaría incompleta sin añadir la emoción provocada por una construcción de tal tamaño, tan eficiente y con detalles tan cuidados capaces de provocar una sensación de gran belleza.
Hay dos momentos espectaculares dentro de la bodega:
- Una es la nave de fermentación donde se encuentran los depósitos. La visita se hace desde arriba y se ven todos los depósitos a la misma altura. ¿Cómo consiguen esto?. Los depósitos más grandes, tienen de 250.000 y 500.000 litros, están más en profundidad. Al estar todos a la misma altura son mucho mas fáciles de trabajar y la vista panorámica es espectacular.
- El segundo es uno inolvidable (todos los que hemos visitado esta bodega es lo que mejor recordamos y más comentamos) es la visita a la sala de barricas. Desciendes por unas rampas de madera en penumbra y cuando llegas al mirador se empiezan a encender las luces que iluminan la sala de barricas, pero no se encienden a la vez, sino que se encieden primero las que están mas cerca de los espectadores que estamos en el mirador y se van alejando secuencialmente hasta donde se pierde la vista en el horizonte, dando una sensación de amplitud faraónica. El espectáculo es hermoso, un mar de barricas en forma de olas.
Pero lo que mas llama la atención, más que el hormigón tintado que tanto gusta a los ingenieros o los dos momentos de grandes naves trabajadas para causar una emoción estética es la intuición que te transmite de que es funcional, que es fácil trabajar en ella, que las cosas se han pensado y hecho con cabeza.
La visita fue en el momento de la vendimia. Millones de kilos de uva estaban entrando y elaborándose, centenares de barricas estaban siendo malipuladas, miles de botellas embalándose y siendo enviadas en un ambiente de relax y eficiencia difícil de conseguir . Es esta sensación de eficacia, de utilidad, lo que hace esta bodega espectacular.
Dos cosas más:
El tratamiento de el CO2 generado es una prueba mas de eficiencia. El CO2 es mas pesado que el aire, por lo cual desciende al suelo. Debajo de la nave de fermentación hay un tunel comunicado con la nave por agujeros de ventilación distrubuidos para recoger el CO2 generado durante la fermentación y conducirlo al túnel. El túnel tiene salida a las viñas, que están realizando la fotosíntesis y engullen este CO2 expulsado allí directamente con este propósito. Por un lado evitan el peligro de intoxicación de los trabajadores y por otro elimina residuos de una forma eficaz.
La entrada a la bodega se hace por el área de visitas, cuando sería mas rápido ir por donde van los trabajadores, un camino asfaltado que te lleva directo. El camino de las visitas es sinuoso, entre las viñas, por un camino de tierra y grava. La impresión es la de estar en un Chatêau francés, y te predispone a un contacto mas íntimo y sentimental con los habitantes del lugar. La idea es genial y sin duda funciona. Me da que es idea de Elena .
VIll TALLER DE ENOLOGÍA DE AZPILICUETA
Tuve la suerte de ser seleccionado para el taller Azpilicueta. En él, aparte de ver la bodega, enseñarte la viña y como se seleccionan las uvas mediante cata de uvas y cuando están maduras para su vendimia y responder diligentemente a todas las preguntas que se te ocurran, hay una competición en la cual nos invitan a los sumilleres a hacer el ensamblaje de un vino. El objetivo, hacer un vino equilibrado y redondo, con buena entrada, largo postgusto y armónico . Te dan 8 botellas con vino tinto monovarietales (7 de tempranillo y uno de graciano) con crianza en barrica, una calculadora, un bolígrafo, una probeta con medida, una pipeta y una botella vacáa. A partir de ahí la imaginación y gusto de cada sumiller. Como no ganador apoyo la idea de que lo importante es participar. Ello no me impide felicitar al ganador, Enric Catalá, fundador de la empresa dedicada a impartir catas Toca de Vi. Enhorabuena Enric.
El taller es muy interesante puesto que muestra la gran dificultad que encierra el trabajo de los enólogos de cada casa al conseguir poner en el mercado año tras año vinos con el mismo perfil, respetuosos con la tradición y la historia. Encerrada en cada botella podemos reconocer el trabajo de una persona, la tradición de una región, la climatología del año. Cada año debe ser parecido al anterior para que el consumidor sepa que está comprando cuando se decide confiar en su marca de confianza. Para llegar ha conseguir esta destreza se necesitan años de trabajo y bastante talento.
Cuando acaba el taller te dan de comer, de beber, te tratan maravillosamente y todos son amables y sonrientes. El mejor regalo es la convivencia con otros compañeros de profesión en un ambiente distendido durante dos días. Esto es un hecho, no una conclusión.
Elena Adell es probablemente, y sin discusión para nosotros,una de las mejores divulgadoras de la cultura del vino en este país. Sus conocimientos transmitidos a traves de sus talleres y ponencias están beneficiando directamente al servicio del vino dentro del sector de la restauración y mejorando la satisfacción del cliente, al proporcionarnos herramientas y usos que mejoran nuestro rendimiento, a la vez que ayuda a la venta de un producto tan delicado, sometido a modas y divinizado como es el vino.
La rentabilidad de este taller se pude medir es dos diferentes escalas, una general y ya explicada: la difusión de la cultura del vino y un buen servicio con el instrumental adecuado (copas, decantadores, etc.) favorecera la venta de vino en general al obtener más satisfacción en los clientes. La segunda es mas sutíl y nos sugiere una intuición comercial pasmosa. Todos los sumilleres salimos felices. En nuestro subconsciente , y en el de otros tantos que han pasado por aquí, cada vez que oigamos Azpilicueta recordaremos las luces alejandose mostrandonos la forma de olas de las barricas, las apasionadas explicaciones de Elena Adell, las sonrisas de Nerea (la organizadora), el dulzor de las uvas recién arrancadas de la viña y esa sensación de control, de eficiencia que destila la bodega. Tendremos el vino en nuestras cartas, cada vez que nos lo pida un cliente sonreiremos y quizá le contemos como es la bodega y en el fondo en lo que nos han convertido es en embajadores de la marca. Enhorabuena. Y gracias.
Un saludo y hasta la próxima.
Terroarista