Hablar de equilibrio en construcción significa muchas cosas, en este caso creemos que de verdad han logrado un equilibrio absoluto entre enología, arquitectura y sostenibilidad.
Enología: el fin de una bodega es hacer vino, con lo cual decir enología equivale a decir funcionalidad, soy de las que defiende ferviertenmente que los buenos arquitectos no son solo artistas, que una buena obra de arquitectura no lo es sólo por su diseño, sino por su adpatación a su uso, objetivo ampliamente logrado por Igancio Quemada en este caso. (Valga como ejemplo negativo, buen diseño pero poco funcional el Aeropuerto de Bilbao de Santiago Calatrava). En este punto se nota la mano de la enóloga de esta bodega es nuestra apreciada Elena Adell, cuyas sugerencias sobre diseño facilitaron la creación de una moderna bodega que de alguna forma permite mantener la sensación de trabajar en una pequeña bodega de antaño, como auténticos artesanos del vino.
Arquitectura: esto se juzga con las imágenes que se adjuntan a este post. Valga esta frase y reflexión del arquitecto para empezar: al estudiar el emplazamiento de la nueva bodega, el arquitecto Ignacio Quemada quedó inmediatamente impresionado por la belleza natural del paisaje, su primer pensamiento al ver dónde se iba a ubicar la nueva bodega fue “¡Qué paisaje más bonito!. ¿Cómo voy a construir un edificio de 45.000 metros cuadrados sin echarlo a perder?» Su respuesta: «bajo tierra». La decisión de Quemada de construir bajo tierra la nueva bodega tenía varias implicaciones. En primer lugar, se conseguían de forma natural las condiciones ideales para la elaboración y crianza del vino. Y en segundo lugar, se podía conseguir la integración con el paisaje, algo que resulta fundamental en este entorno. Se da una perfecta simetría entre las necesidades enológicas y la belleza arquitectónica.
Sostenibilidad: por supuesto medioambiental, la creación de esta bodega en 2001, basada en un desarrollo sostenible, fue una novedad para la industria vitivinícola riojana. Es una obra pionera, la primera bodega en obtener el certificado de su Huella de Carbono, conforme a la ISO 14064 que concede AENOR.
¿Cómo se llegó a este equilibrio?, la respuesta está en un buen trabajo en equipo: estas instalaciones materializan la visión compartida del renombrado arquitecto riojano, Ignacio Quemada, el Director de Operaciones de Campo Viejo, Fernando Pozo, y nuestra enóloga Elena Adell, consiguiendo el perfecto equilibrio entre los 3 pilares fundamentales en los que se soporta la bodega.
Inaugurada en 2001, la nueva bodega fue diseñada para establecer un equilibrio armónico entre la enología, la arquitectura y la sostenibilidad. Estos elementos se han unido para crear un templo de la vinicultura que permanece en la vanguardia del mercado vitivinícola internacional actual.
Descripción de la bodega
La bodega Juan Alcorta se sitúa en un altiplano sobre el valle del Ebro, La Rad de Santa Cruz, cubierto por 37 hectáreas de viñedo ondulado, con vistas panorámicas en todas las direcciones.
Las fachadas de hormigón terroso, rojizo como uno de los estratos que aparecieron al excavar, se construyen por apilado de estratos horizontales, de escala exagerada y tectónicamente intensos, que dan al conjunto aspecto de formar parte del terreno, de haber estado siempre allí dentro, y de que la misma erosión que ha hecho aparecer la roca rojiza en el frente hacia el río del vecino Monte Cantabria, lo ha dejado a la vista. Las fachadas terrosas continúan hacia el interior de la bodega, dando forma primero al patio de entrada, que centraliza al modo tradicional todos los accesos a la bodega, y después a la galería, la cueva, que articula el edificio y que da paso a través de sus oquedades a los distintos espacios.
Personalmente soy una enamorada del uso del hormigón visto en arquitectura, es algo difícil de apreciar para los que no se dedican a la construcción pero el placer de un hormigón visto bien acabado, en en este caso pigmentado del color de la tierra, otras muchas veces en blanco, o en el color hormigón (gris) requiere el esfuerzo de un trabajo bien hecho, con sus pequeños defectos de coqueras, marcas del encofrado, cuando se logra la cuasi perfección en un trabajo ejecutado in situ, es algo grande, para los que formamos parte de esto. Es como los defectos de un vino de autor, para los amantes del vino, no le restan valor. Mi enhorabuena a los ejecutores. Hay que decir que gran parte de esta bodegas son prefabricados de hormigón, ejecutados en fábricas y colocados en obra.
Datos impresionantes
Nos encontramos con una de las bodegas más grandes de Europa:
- 38.000 m2 de superficie
- salas de hasta 16 metros de altura
- 327 depósitos de acero con una capacidad total de 30 millones de litros
- 70.000 barricas de roble americano y francés reunidas en un único espacio
- un botellero de seis millones de unidades.
- Todo ello para producir cada año unos 20 millones de litros de vinos de crianza, reserva y gran reserva, con las marcas Campo Viejo, Alcorta, Azpilicueta y Marqués de Villamagna.
Las instalaciones incluyen también cuatro comedores de diversas capacidades, cocina, sala de catas, sala de usos múltiples, enotienda y bar de vinos, en el que concluyen las visitas guiadas con la degustación de una copa de tinto crianza.
Premios
- 2003 – Premio «Best of» Internacional a la Mejor Arquitectura
- 2004 – Mención especial en los premios FAD
- 2005 – Mención especial en los premios CONSTRUMAT
- 2008 – Premio de Arquitectura AIT al Mejor Establecimiento Vitivinícola
- 2008 – Premio ‘Best of’ Al Mejor Servicio Nacional de Turismo Vitivinícola
- 2011 – Premio ‘Best of’ de Prácticas Sostenibles dentro del Premio Internacional de Turismo Vitivinícola
Colaboradora 2















