Carreteras secundarias. Alsacia.

 «Mu blood type is Riesling». Frase encontrada en internet.

Salimos del hotel de carretera sin desayuno incluido bastante pronto (para el horario español). No son todavía las 10. Ponemos Cluny en el móvil y trotamos alegres a lomos de nuestros caballos (de vapor). Preciosas carreteras secundarias por las que, para seguir con nuestras buenas costumbres y a pesar del navegador, nos perdemos. Disfrutamos del paisaje y de las colinas llenas de vides sin prisa. En poco tiempo llegamos a Cluny y nos tomamos un delicioso café a la sombra de su muralla. Nos dejamos subyugar por el peso de la historia.

Durante siglos la conocimiento y el poder en Europa estaban en este pueblo, dentro de las paredes del monasterio. La influencia del monasterio en la cultura y la política era colosal. Reyes, Papas, señores feudales, todos visitaban y eran educados en el centro. Por otro lado acogía a grandes pensadores y contaba con una legión de monjes encargados de copiar y guardar los grandes tesoros literarios y científicos. Todos los europeos somos de alguna forma griegos, nos legaron su forma de pensar, romanos, nos enseñaron la cultura griega y la forma pragmática de realizar proyectos, y de Cluny, guardando estos conocimientos en momentos difíciles. Si la influencia de la orden religiosa de San Benedicto en la historia de Europa es grande, no digamos en el vino. En el momento de máximo apogeo y poder del monasterio unos cuantos monjes, hartos de la falta de fe y de la poca entrega del resto de compañeros religiosos decidieron escindirse y volver a las antiguas reglas de San Benigno. Todos sabemos lo que ocurre cuando hay una concentración de poder, los tiburones llegan. Otros intereses más humanos ocupaban el tiempo de los monjes. Los rebeldes fueron un poco más al norte y fundaron la primera Abadía del Cister en el año 1098. Roberto de Molesmes eligió un lugar en lo que hoy se conoce como la Cotê d´Or, el lugar de origen de los míticos vinos de pinot noir. Cambiaron el hábito negro por uno blanco, y repartieron el tiempo en bloques de 8 horas. 8 horas para rezar, 8 horas para trabajar y 8 horas para descansar. Uno de sus trabajos era la elaboración de vino. Cuenta la leyenda que los monjes olían las raíces de las vides y si olía a húmedo desechaban el terreno y levantaban un muro alrededor de los mejores emplazamientos. Algunos de ellos, como el Clos Vougeot, existen a día de hoy con las mismas dimensiones que hace 700 años. El vino de calidad había nacido. Tanto Cluny como el Cister abrieron muchas sucursales, fundaron muchos monasterios de la Orden por toda Europa. En todos ellos se gestionaba viña y vino. No solo extendieron el conocimiento, también los viñedos.

Voy excitado al encuentro de mi historia. El monasterio casi destruido impresiona y puedo oír su eco resonando a través de los siglos. La Abadía es impresionante, lo mismo que varios edificios enormes, un gran trozo de muralla y dos torres. El pueblo es precioso e incluso a estas horas tempranas de la mañana bulle de visitantes. Montamos en el coche algo callados, cohibidos por la belleza del lugar. En poco tiempo llegamos a la autopista y proseguimos nuestra ruta. Innegablemente, Francia es grande y llega muy al norte. Atravesamos veloces toda la Borgoña y atrás quedan los míticos vinos de pinot noir. No he catado ninguno.

La ruta de vino de Alsacia es “La” ruta del vino. A lo largo de 170 kilómetros las viñas descienden suavemente las laderas de la cadena montañosa de Los Vosgos mientras se cruzan innumerables pueblos de gran belleza. La comida tiene la contundencia alemana con la elegancia francesa, el olor a pan te transporta a un recuerdo de hogar en la memoria y los amables aldeanos ofrecen sus vinos intensos y vivos a los visitantes. De forma natural el emplazamiento idílico en coexistencia con el hombre trabajando durante generaciones las vides y el orgullo de mantener el patrimonio heredado, hacen de este trayecto el más bonito de cuantos existen de todas las rutas de vino. O al menos eso dicen, nosotros vamos rápidos por la aburrida autopista de pago, y solo vemos a lo lejos las escarpadas cimas de las montañas acorraladas de niebla.

Sin darnos cuenta entramos en Alemania. El puesto fronterizo no existe o si existe no lo hemos visto. Curiosamente, cuanto más al norte vamos mas nos acercamos a Estrasburgo, nuestro supuesto siguiente destino. M me sugiere cambiar de destino final. Ya estamos en Alemania y, aunque cada vez estamos más cerca de Estrasburgo, da la impresión de que es volver sobre nuestros pasos. Además para mañana nos quedarían más de 600 kilómetros, la etapa más larga, y desconocemos como son las carreteras Checas. A unos 20 kilómetros de Estrasburgo decidimos hacer un alto en un pueblo para comer algo. Después de dar varias vueltas llegamos a la conclusión de que lo único abierto es un kebab. No hay vino. Pido una cerveza pequeña y me traen una copa de una yarda o de una antigua medida alemana pero lejano a mi idea de “mini caña”. Cuando acabamos y viendo mi desilusión (y abatimiento) M me dice.

M-ok, vamos a pasar la noche a Estrasburgo. Es lo que querías, ¿no?.

Claro que sí. Busco un hotel dentro de Estrasburgo y encuentro uno barato y con parking. Cumplimos con todos los requisitos de inscripción y pago y pronto estamos camino del centro. Cuando preparaba el viaje solo tuve en cuenta el lugar donde producían vinos, no conocía Estrasburgo y no tenía referencias previas. La sorpresa es mayúscula. Solo divisar la plaza, con la torre de la catedral al fondo, nos damos cuenta de la tremenda belleza de la ciudad. Nos demoramos descubriendo iglesias, puentes, casitas de muchos colores. La fachada principal de la catedral es una de las más impresionantes que he visto. Buscamos una terraza y nos tomamos el primer vino mientras el sol se rinde ensangrentado en el lienzo del cielo malva. Cae la noche mientras nos adentramos titubeantes por las pequeñas callejuelas. De forma inesperada encontramos un bar de vinos. Somos entes sin responsabilidades y por lo tanto sin prisa. Los precios de los vinos son caros, ninguno cuesta menos de 7 euros. Pido para empezar un pinot gris y un pinot noir, ambos de Alsacia. El tinto es un vino natural, sin sulfitos, y M pone una cara rara cuando lo bebe.

La segunda ronda voy a lo seguro y pido un pinot noir de Marcel Deis, uno de los grandes elaboradores alsacianos. Pido también un tinto de la zona del Languedoc, puro Mediterráneo y sol. Un buen ejemplo de vino de calor y vino de frío. El vino de pinot me parece un poco raro, con un extraño olor a humedad. Le pregunto al camarero si está bien, lo huele y responde.

Camarero-El vino está bien. Algo austero, destaca la parte especiada.

T-ok, tu eres el profesional que conoce el vino. Gracias.

M-perdona, quizá haya podido influir que era el final de la botella. Mi amigo piensa que el vino no está bien.

Camarero-No hay problema.

Abrió otra botella y me dio otra copa. A mi me pareció con un perfil muy similar al anterior pero sin el olor a humedad. Resalto la anécdota por que el camarero actuó perfectamente, con la profesionalidad exigida en un lugar especializado en vino.

El bar fue el Vino Strada.

Salimos contentos y fuimos a un restaurante. Pedimos unos vinos locales, una tabla de quesos y mejillones con patatas fritas. Flotando llegamos al hotel. Acabábamos de vivir un día extraordinario.

Alsacia. Conocimientos de supervivencia.

Protegidos al oeste de los vientos fríos y cargados de lluvias por las montañas de los Vosgos, entre los 200 y los 450 metros de altitud, a lo largo del valle, en una franja de 120 km de largo y entre 1 y 5 km de ancho, desde Mulhouse al sur hasta casi Estrasburgo, en el valle formado por el hundimiento de una planicie que permitió el paso del río Rhin, descienden los viñedos las suaves colinas. El viñedo está al norte de Borgoña, solo por debajo en latitud de los viñedos de Champagne. El clima es semi-continental soleado. Las montañas impiden la llegada de la lluvia convirtiendo la zona en una de las más secas de Francia. Colmar, la antigua Columbarium romana (palomar), el corazón de los viñedos alsacianos, es la población francesa donde menos llueve (a misma altitud). Las soleadas tardes otoñales y la orientación de las viñas, sur-oeste, permiten la completa maduración de las uvas. El suelo, uno de los más complejos debido a las continuas fallas del terreno, aporta una increíble variedad de distintos terroirs. Cada comuna productora puede hablar con orgullo de cuatro o cinto tipos de suelo diferentes.

El tercer factor para comprender el vino alsaciano, con el clima y el suelo, es su posición como punto estratégico entre dos grandes potencias. A lo largo de los siglos Alsacia ha pasado de manos entre los dos poderosos vecinos, Alemania y Francia. Los vinos revelan las influencias de dos formas de elaborar. La influencia alemana se nota en las variedades utilizadas y en el gusto de vinificar y embotellar cada una por separado. La influencia francesa en la complejidad, buscando más cuerpo y elegancia. En Alemania los elaboradores buscan el equilibrio entre el azúcar y la acidez, dejando algo de azúcar residual sin fermentar, dando vinos con menos alcohol. El Alsacia fermentan todo el azúcar, logrando más alcohol, más cuerpo, siendo vinos frescos gracias a la acidez, aunque no tan austeros y ácidos como sus vecinos.

Podemos dividir la región en “Département du Haut-Rhin” y “Bas-Rhin”, departamento del Alto Rhin y Bajo Rhin. El Haut Rhin está al sur, y está a más altitud.

La botella obligatoria para embotellar es la botella alta tipo Rhin llamada «flûte d´Alsace».

Existen 3 denominaciones en Alsacia (pronto veremos que este dato es erróneo, que hay 53, pero podemos agruparlas en 3 para una más fácil comprensión).

AOC Alsace. Creada en 1962, representa el 74% de la producción de toda la zona. El 92% son vinos blancos de todas las variedades permitidas, pudiendo ser monovarietales o mezcla de variedades. Por lo general los vinos son de una única variedad, como sus vecinos alemanes, y suele venir en la etiqueta de la botella, aunque indicar la variedad o la añada no es obligatorio.

Existen 14 comunas o pueblos que pueden añadir su nombre en la etiqueta, es una denominación de origen comunal con reglas de producción más restrictivas que el la denominación regional. Existe un control sobre las variedades utilizadas, densidad de plantación en el viñedo, tipo de poda, madurez de la uva, rendimiento por hectárea.

Variedades permitidas.

Riesling

Pinot Blanc y Auxerrois

Gewurztraminer

Pinot Noir

Sylvaner

Muscat

Pinot Gris

Chasselas

Savagnin Rose o Klevener, solo permitida en la comuna de Heligenstein.

AOC Alsace Gran Cru. Existen 51 Gran Cru, desde 2011 cada uno de ellos es una denominación de origen diferente.

Creada en 1975 identifica lugares determinados (lieu-dit), parcelas de tamaño variable elegidas por su capacidad de producir uvas de la más alta calidad. En Francia reciben el nombre de “terroir particuliers”, parcela con características propias, capaces de transmitir al vino las particularidades propias de cada trozo de tierra. Están sometidos a unas reglas de producción más estrictas. Los Gran Cru varían entre las 3 y las 80 hectáreas. Representan el 4% de la producción y solo producen vino blanco. Suelen estar situados en la parte alta de los viñedos, y cada uno posee una identidad geológica propia.

Es obligatorio en la etiqueta mencionar la añada.

Para elaborar Gran Cru solo pueden utilizarse cuatro variedades, las llamadas variedades nobles: Gewurztraminer, Muscat (hay varias permitidas, Pinot Gris y Riesling. Existe alguna excepción como en el Gran Cru Zotzenberg donde se puede elaborar vinos monovarietales de Sylvaner.

AOC Crémant d´Alsace. Vinos espumosos. Creada en 1976.

Vinos espumosos elaborados según el método tradicional o de 2º fermentación en botella. Representa el 22% de la producción total.

La variedad principal es la Pinot Blanc, pudiéndose utilizar también Pinot Gris, Pinot Noir, Riesling, Auxerrois y Chardonnay. La única variedad permitida para los Crémant rosados de Alsacia es la Pinot Noir.

El tiempo de estancia mínima con sus lías dentro de la botella es de 9 meses. Después de ser degollado debe permanecer un año en la bodega antes de poder ser comericializado.

Tipos de vinos:

Edelzwicker, de Zwicker (mezcla) y Edelz (noble).

Es un vino de mezcla de variedades blancas sin especificar las cantidades. El término puede o no aparecer en la etiqueta. No hace tanto representaba los vinos menos reconocidos de la denominación. Las variedades pueden ser vinificadas por separado o juntas. La mención de la añada es también facultativa y no obligatoria.

En los viñedos todas las variedades estaban agrupadas. El termino Edelz especifica que en el ensamblaje final hay variedades nobles.

Gentil.

Vino de mezcla pero sujeto a mayores restricciones, Charte Interprofessionnelle, de condiciones de elaboración. Debe llevar al menos un 50% de variedades nobles y el resto de Chasselas, Sylvaner y/o Pinot Blanc.Cada variedad debe haber sido vinificafa por separado. El año de procesado de las uvas debe aparecer en la etiqueta.

Vinos dulces, “Moelleux” y “Liquoreux”. Vinos naturalmente dulces.

Variedades permitidas: Riesling, Pinot Gris, Muscat y Gewurztraminer. AOC Alsace y AOC Alsace Gran Cru.

Vinos poco comunes, de difícil elaboración, exquisitos.

Vendimias Tardias, Vendanges Tardives.

Las uvas permanecen el la vid sin ser recolectadas varias semanas más. Con el paso de los días las uvas pierden agua y se deshidratan, pero de una forma diferente a si han sido pasificadas si han sido vendimiadas maduras. El azúcar se concentra y el mosto es mucho más dulce, alcanzando el volumen de alcohol deseado y dejando azúcar residual.

Selección de Granos Nobles, S.G.N. “Sélection de Grains Nobles”.

Debido a las condiciones de humedad y sol el hongo Botritis Cinerea puede desarrollarse, atacando las uvas. El hongo, devastador para los vinos tintos, perfora la piel de la uva deshidratándola y provocando cambios en su composición. Las uvas infectadas son recogidas en varias pasadas por los viñedos, diferentes días son recogidas solo las uvas atacadas. Hay una selección de granos de uva.

TERROARISTA.