(Casi) Todas las películas y documentales sobre vino. Desde los imprescindibles a los intranscendentes.

«Hey, did you ever try dunking a potato chip in champagne? It´s real crazy!» Marilyn Monroe, en la tentación vive arriba.

El vino aparece en incontables películas, y siempre con alguna función, de la más insignificante a ser el motor de la acción y el tema esencial del guión. En las películas de ficción, lo más importante es lo que les ocurre a los protagonistas y, salvo en contadas excepciones, el vino solo acompaña a la acción o pone el decorado donde “discurre el drama” (el amor y eso). Sin embargo, en los documentales, alguno de altísimo nivel, el tema principal es el vino. Algunos de estos documentales son muy divertidos, y se pueden ver aunque no seamos obsesos del vino.

¿Cuál es el sentido del vino en las películas?

Desde mi punto de vista, deberíamos diferenciar tres tipos de películas donde aparece el vino según su importancia.

Las películas en las cuales es solo una parte del escenario y sirve para recrear una escena cotidiana. En una película española, la acción transcurre en una taberna tradicional del siglo pasado. Es normal que encima de las mesas haya vasos y jarras de barro con vino, pero no aportan nada más a la película. En algún momento, quizá alguno de los personajes debe tomar alguna sustancia intoxicante para provocar una acción, pero su papel es el mismo de la ginebra barata o el licor envuelto en una bolsa de papel.

La acción puede transcurrir en una bodega o un viñedo, pero no aportar nada a la trama, más allá de su valor como bien comercial. Por ejemplo, en la película Todos lo Saben, los protagonistas son viticultores/elaboradores.

Las películas en las cuales el vino hace un papel de marcador social. En la brillante serie The Wire, vemos fielmente reflejada la escala social por la bebida que ingieren. Los ricos, champagne y vino caro, la clase media cerveza y, ocasionalmente, vino. Las clases bajas se intoxican con lo más barato que pillan. Los personajes sofisticados siempre tienen una botella lista en el frigorífico para abrir al llegar a casa. Médicos, abogados, arquitectos, todos beben vino en estupendas copas de cristal.

Conocer de vino eleva el prestigio del protagonista. James Bond bebe combinados y vinos, sobre todos champagnes, muy caros. En La Favorita, la reina invita a la nueva amante a sus aposentos ofreciéndole una copa de sherry. En Casablanca, Rick (Humprey Borgart, en el que es probablemente el mejor papel masculino de la historia) no deja de abrir botellas de champagne para la siempre maravillosa Ingrid Bergman. En El Apartamento, todas las citas están presididas por botellas de champagne. El final, con la partida de cartas entre Jack Lemon y Shirley Maclaine bebiendo champagne, es uno de los más emocionantes y originales jamás filmados.

Quizá, la frase más brillante de la historia del cine con respecto al vino aparezca en la película Desayuno con Diamantes, cuando la inigualable Audrey Hepburn invita a George Peppard (el vecino con ínfulas de escritor) a beber champagne muy temprano y él dice: “nunca he bebido champagne antes del desayuno. Con el desayuno varias veces, pero nunca antes”.

Podríamos afirmar, que el vino con burbujas es la bebida reina de las comedias sofisticadas.

Los otros grandes vinos son los vinos de Burdeos. Cheval Blanc (Ratatuille, Sidewyas) Lafite (Eating Raoul, El Año del Cometa), Latour (Meaning of Life), Chateau Angelous (Casino Royale).

Por otro lado, el desconocimiento de un estilo de vida sofisticado castiga a los protagonistas sin bagaje cultural sobre vino. En The Jerk, (El Patán), Steve Martin pide que le cambien un magnífico Château Latour del 66 por algo más fresco, del año.

Otra gran frase es de los Muppets, en la que la rana Kermit invita a la señorita Peggy a cenar. El camarero, es Steve Martin (algo desagradable, los sumilleres no somos así) y la escena es hilarante. La conversación es más o menos así:

Kermit- Me he permitido la libertad de ordenar vino.

Peggy- Loco impetuoso, has pedido champagne.

Martin- No realmente, es un espumoso de moscatel. Uno de los mejores vinos de Idaho.

Las películas en las que el vino es una parte esencial del argumento. Existen unas pocas películas de ficción que abordan en las que el vino,  el cultivo de las uvas, la elaboración o la comercialización articulan la trama. El vino no se puede probar a través de la pantalla (una seria limitación), por  lo tanto lo importante será lo que les ocurra a los personajes. Estos pueden ser obsesos del vino, elaboradores, vendedores, etc. cuyas conversaciones giran en torno al fabuloso líquido alcoholizado. Ellos, como nosotros, los adoradores del zumo de uva fermentado, tienen sus vidas, pero dedican una gran parte de ellas a buscar los momentos gloriosos servidos en una copa.

Sin embargo, en los documentales la cosa es diferente. El vino no sirve como motor de los acontecimientos, sino que es el protagonista principal. Hay grandes documentales, y abordan el mundo del vino desde todos los ángulos: cuidado del viñedo, vinificación, comercialización, etc. En la actualidad están de moda los documentales sobre ecología en el viñedo y nuevas formas de cultivo más respetuosas. Adentrémonos en el emocionante cine líquido.

Las mejores películas y documentales sobre vino de la historia. Ranking personal de Terroaristas,

De ficción:

Sideways, Entre Copas, de Alexander Payne.

La mejor película sobre vino. Muy divertida, sigue las aventuras de dos amigos improbable. Un depresivo profesor que quiere ser escritor y sigue destructivamente enamorado de su ex. El otro es un actor venido a menos, que se casa con una joven belleza por su fortuna, aprovechando lo que quizá sean sus últimos cartuchos. La despedida la hacen visitando bodegas en California. Los diálogos sobre vino son los mejor escritos, con frases míticas como “yo no voy a beber un jodido merlot” o la maravillosa descripción de la variedad pinot noir. Indispensable.

El festín de Babette, de Gabriel Axel.

No es propiamente una película sobre vino, sino un festín celestial en la que no pueden faltar lo mejores vinos del mundo. Monumental, gano el primer oscar para una película danesa. (Leer crítica completa aquí).

El secreto de Santa Victtoria, de Stanley Kramer.

Una comedia divertida, sobre un pueblo del norte de Italia, poco después de la muerte de Musolini. Los nazis llegan al pueblo para llevarse su gran tesoro, el vino. Los habitantes del pueblo lo esconden, y están dispuestos a dar su vida para no revelar el escondite. La actuación de Anthony Quin es asombrosa.

Documentales.

Sour Grapes, de Reuben Atlas y Jerry Rothwell.

Divertidísimo documental que sigue las andanzas de un personaje cautivador y perturbado, Rudy Kurniawan, un coleccionista de vinos legendario, considerado el mejor catador de su época. Pocos imaginan que falsifica botellas. Critica completa aquí.

Empieza como una gran fiesta, con cientos de botellas de cientos o miles de dólares abiertas como si fuera gaseosa. El lujo y la buena vida, solo los muy ricos pueden permitirse beber esos vinos. Pero algo huele a podrido en Happyland, muchas de las botellas son falsificaciones. Sólo un dato, se calcula que unas 10.000 botellas falsas están en las bodegas de los mejores restaurantes de Nueva York. Pica la curiosidad, ¿verdad? Y nos alegra un poco saber que están timando a los ricos. Imprescindible.

Mondovino, de Jonathan Nossiter.

Uno de los grandes filmes sobre vinos de siempre. Seguimos a Nossiter por todo el mundo, viendo como todos los vinos son cada vez iguales. El otro problema es el precio, cuanto más famosos, mas inasequibles. El culpable de todo, un señor llamado Robert Parker Junior. Imprescindible.

Blood into Wine, de Christopher Pomerenke y Ryan Page.

Maynard James Keenan es una famosísima estrella del rock, con varios discos de platino y reconocido en el mundo entero. Un día decide ir a un sitio inhóspito de Arizona, un lugar donde nunca ha habido viñas y donde nadie en su sano juicio las plantaría, y establecerse como viticultor. Compra un terreno en pleno desierto y con trabajo, dedicación y dinero, consigue llevar adelante su proyecto. La magnética personalidad de Maynard hace que no te despegues de la pantalla, y de verdad crees que es un vigneron, por que de verdad es un vingeron. Muy buena, sorprende como un hombre puede dar un cambio de timón tan importante a su vida. No se la pierda.

Somm, de Jason Wise.

Un auténtico fenómeno, que ha tenido dos secuelas. Cuatro sommeliers (somm es el diminutivo) intentan conseguir el título de vinos más prestigioso del mundo, El Certificado de Master Sommelier. Es tan difícil y exclusivo que, desde su fundación (los primeros exámenes para otorgar el título fueron en 1969), solo lo han conseguido 269 personas. La única forma de superar las pruebas es dedicando todo el tiempo disponible, sacrificando familia y amigos, a estudiar, catar, conocer vinos. Imprescindible, si quiere conocer la profundidad a la que puede llevar la obsesión por el vino. Tengo muchos amigos que lo han intentado, y todavía no tenemos ninguno español.

Red Obsession, de David Roach.

Los vinos de Burdeos siempre han sido caros, pero igual en una ocasión especial podías permitirte el lujo. Ahora es imposible, los vinos más famosos, en especial lo Premier Crus, son prohibitivos. En pocos años, los precios se han multiplicado, alcanzando miles de euros la botella. La razón, la entrada del dinero chino, y las ganas de los nuevos megaricos de gozar de los lujos más exclusivos. La demanda de Château Lafite es tan grande, que en China se vende varias veces la producción anual (muchas de las botellas falsas). Imprescindible.

Buenas películas y documentales para tener en el radar.

Películas de ficción.

Bottle Shock, de Randal Miller.

Stiven Spurrier es un inglés afincado en París, dueño de una tienda de vinos prácticamente en bancarrota. Hablando con un cliente, Mourice, llegan a la conclusión de que hay que organizar una cata, donde se midan los grandes vinos franceses con los desconocidos, y despreciados, vinos americanos. Varios meses de preparación terminan cuando, el 24 de mayo de 1976, entre las 3 y las 6 de la tarde, un selecto jurado decide, en una cata a ciegas, cuales son los mejores. El histórico día es conocido como “el juicio de París”, y cambió la historia del vino para siempre. Les dejo la lista de vinos que compitieron aquel día, y un dato; Château Montelena era un vino de supermercado con un precio de 10 dólares.

French Kiss, de Lawrence Kasdan.

Comedia sin pretensiones, agradable de ver. Un sujeto poco fiable roba un collar para poder comprar un viñedo. Algo se habla de vino, pero poco.

Nuestra vida en Borgoña de Cédric Klapisch.

Retrata convincentemente uno de los grandes problemas a los que se enfrenta Borgoña, el pago de herencia. La ley francesa obliga a pagar impuestos en comparación con la finca más parecida vendida recientemente. Como ahora la hectárea de viñedo está tan cara, hablamos de millones de euros, la mayoría de los pequeños elaboradores tienen grandes problemas para heredar cuando fallecen los padres. Interesante.

Tu seras mon fils, de Gilles Legrand.

Drama muy digno, sobre los problemas de sucesión dentro de una bodega en Saint Emilion, perteneciente a la familia por 11 generaciones. Es un tema muy real. La visión de cada uno de los encargados en la elaboración influirá en el producto final. Un relevo marca el fin de ciclo del anterior. Interesante, con grandes botellas de vino abiertas durante el metraje. Muy recomendable.

Noche de vino y copas, de Ole Christian Madsen.

Rara comedia de un danes dueño de una vinoteca en Dinamarca. Vuela a Argentina para tratar de recuperar a su exmujer, casada con un famoso futbolista del que es su representante. El buen hombre va dando tumbos, bebiendo mucho vino. Muy normal.

Documentales.

Insecticide, mon amour, de Guillome Bodin. Intenso documental sobre el uso de insecticida de forma obligatoria en Borgoña, para intentar detener una plaga. Un ejemplo más de ecología en el vino, pero bien rodado.

Somm, Into the Bottle, de Jason Wise. Más de lo mismo de Somm, pero interesante para obsesionados del vino.

A Year in Burgundy, de David Kennard. El cineasta sigue durante un año a tres elaboradores de Borgoña. Muy interesante.

A Year in Champagne, de David Kennard.Lo mismo pero en Champagne. Muy interesante.

Natural Resistance, de Jonathan Nossiter. La soledad del elaborador honesto. El documental es fallido, aunque los elaboradores que salen en la película son muy interesantes, e icónicos en su país. Merece la pena. Crítica entera aquí.

Merlove, de Rudolf N. McClain. Miles, en Sideways habla bien de la variedad Pinot Noir y mal de la Merlot (Si alguien pide Merlot me levanto y me voy.Yo no voy a beber una jodida Merlot). Las consecuencias comerciales de tales afirmaciones fueron imprevisibles y colosales. La venta de Pinot Noir se disparó y la de Merlot cayó en picado. Para contraatacar, los amantes (y productores) de la Merlot idearon un documental, bastante divertido, para promocionar los vinos elaborados con esa variedad. Interesante.

Películas interesantes con algo que ver con el vino pero poco.

Todos los saben, de Asghar Farhadi. Los protagonistas tienen viñedos, y en un momento de la película ser dueño de una gran parcela de viña es esencial. Muy buena, para recomendar.

Las uvas de la ira, de John Ford. La novela de John Steinbeck es una de las grandes obras maestras del siglo. John Ford rueda una obra maestra, a al altura del original. Las uvas solo salen para hablar de la ira de los desheredados y desposeídos en EEUU. Imprescindible de verdad.

Días de vino y rosas, de Blake Edwards. Buenísima película de una pareja que cae en el alcoholismo. Los días de vino y rosas fueron al principio. Demoledora, con una Lee Remick deslumbrante como nunca.

Encadenados,Notorius, de Alfred Hitchcock. Ingrid Bergman está enamorada de Cari Grand, pero por su país decide casarse con un nazi para espiarle. Beben mucho, en especial champagne, y esconden un tesoro en botellas de vino de Borgoña, y no es exclusivamente el vino. Obra maestra.

No ver bajo ningún supuesto vital (no se deje engañar por las críticas benévolas que encontrará en internet)

Un paseo por las nubes, de Alfonso Arau. Muy aburrida, con momentos sonrojantes. Nada se salva.

Un buen año, de Ridley Scott. Aborrezco a Russell Crowe, especialmente odioso en esta película. Todo lo que pasa es repetitivo y Crowe hace que sea lento y aburrido (quizá sin el se podría ver). No la vea, no pierda el tiempo.

Uncorket. Cata Amarga, El Sumiller, de Prentice Penny.

Bastante de moda ahora porque es un reciente estreno en Netflix. Un joven trabaja con su padre en un asador familiar muy exitoso. También hace unas horas en una tienda de vinos, su verdadera pasión. El problema, al cual se han enfrentado todos los hijos, es la dolorosa decisión de continuar con el negocio paterno o seguir su vocación y ser sumiller. Probablemente ser sumiller sea una vocación, el esfuerzo empleado en la formación y el coste de probar vinos y viajar a zonas productoras, la única forma de crecer en la profesión, pocas veces se ve recompensado. Así que lo hacemos por que nos gusta. Lo demás es de traca, en especial la preparación para ser Master Sommelier. Sólo para amantes del vino.

TERROARISTAS