Rutas de supervivencia. Bares de vinos en Lisboa.

«¿En qué país estoy?, pregunta el viajero al vaso de vino, que no responde, y benévolo se deja beber», Jose Saramago, escritor portugués ganador del Premio Nobel. Un grande. He pasado por delante de la casa donde nació, en Azinhaga.

Lo más sorprendente de la peregrinación por Portugal, desde Lisboa a Santiago, no es el tremendo sufrimiento de conducir la bici por caminos de cabras no aptos para humanos a 42 grados de temperatura, no es la decadente y noble belleza inesperada de ciudades desconocidas, y obviamente no es redescubrir, a mi edad tan dada a las nostalgias, el sabor de los platos de mi niñez, la perdida gastronomía tradicional, sino el maniático afán de tener el futbol puesto en todos los bares de todos los pueblos a todas horas, desde por la mañana al desayuno hasta las últimas cenas.

Algunos de ustedes, los más cosmopolitas, aquellos que hayan visitado Lisboa y Coimbra, pensarán que exagero solo para conseguir un chiste fácil. No es así. An acaba de llegar y con su luminosa sonrisa me ha contado que en un bar del camino, sorprendentemente, había música. Llevamos solo tres etapas. Para aquellos que no lo sepan el día 3 es el día de crisis. Los dos primeros pasan sin demasiado esfuerzo y, entre que bebo mucho vino y las ciudades visitadas son asombrosas, me he sentido, nos hemos sentidos An y yo, tremendamente felices. Sin embargo hoy estoy algo más flojo, me tiemblan las piernas y creo que me falta la fuerza vital necesaria para seguir dando pedales. He llegado al pueblo con lo justo, sintiéndome incapaz de un solo pedaleo más. He entrado en una Churrasquería y me he comido el equivalente a dos pollos y medio. Como dice mi hermana Lau, ¡cuantas vidas asesinadas para mantener una sola!

Antes de empezar a desgastarnos por los escabrosos caminos, pasamos dos días deambulando con rumbo y con destino por las calles de Lisboa. Dos objetivos marcaban mi agenda: comprar una bici (no me gusta andar) y encontrar los mejores bares de vinos de la ciudad. De mi última visita guardaba unos apuntes de los bares visitados y, añadiendo los descubiertos en este viaje, puedo permitirme aconsejar los siguientes.

Rutas de Supervivencia. Los mejores bares de vinos de Lisboa.

A pesar de todas las apariencias, no es fácil disfrutar de una buena copa de vino en Lisboa (y de mi experiencia, en Portugal en general). En la mayoría de los bares y restaurantes recomiendan el vino de la casa. Tradicionalmente, el vino de frasco era de lo mejor que podía encontrarse en Portugal. Sin embargo, voy a cargarme ese mito. Los vinos de jarra (pueden añadir los de pizzería, los cerrados con tapitas de plástico, los encerrados en una lata, etc) son sospechosos en todas las latitudes, incluido Portugal. He de reconocer que en este viaje, en la mayoría de los pueblos he bebido el vino de la casa (no había alternativa), llegando a casos extremos en los que no me he acabado la copa (raro, raro). Los wine bars, los lugares especializados en el servicio de vinos singulares, o al menos seleccionados, por copas, no son tantos (he buscado, aparte de mi experiencia personal, en varias webs y no he encontrado una gran variedad). El precio del vino es, por lo general, mucho más elevado que en el resto de los bares, no bajando de 5 euros la copa en la mayoría de los casos. Sin embargo, urjo al sediento a no sucumbir y seguir la ruta. En especial los dos primeros bares son muy recomendables.

Graça do Vinho, Calçada da Graça 10-A. Tel. (351)210 118 041.

Pasando el mirador de Santa Lucia en el barrio de Alfama, encontramos, en una subidita, un pequeño bar semi escondido con dos pequeñas mesas de terraza. Dentro, un cartel anuncia con orgullo su vocación de hacer las cosas despacio. Ellos solo sirven vinos y comida de cercanía. Y ostras. Pedimos dos vinos diferentes cada vez y el chico entendió enseguida nuestro deseo de probar cosas nuevas. Una de los copas no estaba muy llena y nos trajo un quinto vino para compensar. Pedimos una tabla de quesos, muy buena, la mejor de Portugal hasta el momento, y cuatro ostras. Rodeados de vinos vivimos nuestra mejor experiencia con vino en Portugal. Seguimos en busca de la siguiente.

Chafariz do Vinho, Rua da Mae d´Água, Praça de la Alegria. Barrio Alto.

El bar está situado en una antigua parte subterránea del acueducto que abastecía de agua a la zona. Es único, tremendamente sorprendente (y desde mi punto de vista de obligada visita). La selección de vinos por copas es una de las mejores de Lisboa, disponiendo de opciones de varias copas de vinos menos llenas (como medias copas) para poder degustar más tipos de vinos. Imprescindible.

Tapas-Bar 47, Rua do Alecrim 47-A.

En la subida más concurrida al popular Barrio Alto se alinean algunas de las mejores vinotecas de Lisboa. Tapas-Bar 47 no tiene una oferta muy sugerente por copas, pero el camarero es tan amable que merece la pena darse una vuelta. En el interior del bar hay una vinoteca donde puedes comprar una abundante selección de vinos portugueses.

The Old Pharmacy Wine Bar, Rua do Diario de Noticias 73-81.

Quizá el más famoso wine bar de Lisboa. Una parte del bar está en una antigua farmacia en la que han dejado parte del mobiliario utilizado cuando distribuía drogas (legales). Es bastante singular. Las mesas son pequeñas y algo incómodas, casi siempre esta lleno y es bastante caro, pero no puede dejar de ir. Así que ya sabe, vaya pronto, elija una buena mesa y prepare la cartera.

Wine Tasting Room, Wines of Portugal, Plaça de Comercio.

El punto de partida de todas las excursiones de Lisboa, el centro neurálgico del turismo, es la Plaça de Comercio. A la derecha, en una de las arcadas, podemos leer un gran cartel donde anuncian vinos de Portugal. La tienda por dentro es impresionante, de altísimas paredes cubiertas de botellas de vinos. Disponen de máquinas expendedoras y de una buena selección de vinos portugueses a precios muy competitivos. Organizan catas de diferentes precios para grupos de cuatro personas. El personal es profesional y pueden atender todas nuestras preguntas. Muy bien.

BA Wine Bar do Bairro Alto, Rua da Rosa.

Hay quien asegura que es el secreto mejor guardado del Barrio Alto. No lo creo así, puesto que está muy de moda y es muy difícil encontrar mesa. La oferta de vinos y el servicio es magnífico. Lo mejor es dejarse llevar por las recomendaciones de los camareros. Con unas pequeñas indicaciones enseguida saben que aconseja.

Ya hemos gozado de la hospitalidad y de los vinos de Lisboa. Ahora nos espera la ruta. Como última recomendación; hay muchos bares con oferta de catas de vinos que son de lo más vulgares y que solo persiguen “cazar turistas”. Intente evitarlos.

TERROARISTA