Salones de Vinos Naturales en Angers. Un fin de semana loco.

«Vers la pleine expression des terroirs par las futures biologiques at biodinamiques», frase de presentación del Salon de St Jean.

Estoy paralizado, o al menos lo está el sistema de transporte público en el norte de Francia. Lleva nevando sin parar las últimas 36 horas. Estoy en Angers, la capital administrativa de la Región del Loira. He venido a vivir lo que amigablemente denomino “la semana loca del vino en Angers”. Durante cuatro días seis salones temáticos (cada uno defiende una forma de elaborar vino) se desarrollan en la ciudad. Los más extravagantes, los más de moda, los más “respetuosos con el ecosistema», los más fanáticos de entre los fanáticos de toda Europa, traen sus creaciones para ponerlas a nuestra disposición. Durante el fin de semana ves a los amantes (del vino) correr con la lengua fuera (de un preocupante color púrpura), con la copa en la mano, intentando cubrir en el menor tiempo posible la distancia que separa los distintos emplazamientos de los salones. Es divertidísimo. El lunes y el martes son más tranquilos, toda la acción transcurre en el mismo sitio, pero igual de intensos en la búsqueda del vino definitivo.

Esta es la historia de los salones de vinos en Angers del año 2018. El resto de mis compañeros ya se han ido, debían trabajar. Yo me he quedado un día más para visitar los dos últimos salones y ahora no puedo salir de Angers. Me siento, y soy, un hombre afortunado.

Breve historia de los Salones de Vinos de Angers. El fin de semana loco.

Llegamos a Angers el jueves, después de un largo día de viaje. El único defecto de la ciudad es que llegar a ella no es fácil. Lo más cómodo es volar a París y coger un tren directo a Angers. Salimos a dar una vuelta y descubrir la hermosa ciudad vestida de noche. Las ciudades cambian con la tenue luz de las farolas, parecen más tímidas y cercanas. Al día siguiente conoceremos la ciudad de día, monumental, tranquila, en su invernal traje gris. Ubicamos los edificios que darán cabida a los salones, esperamos al resto del grupo, disfrutamos de la placidez de las vacaciones sin prisa, descubriendo los tesoros de la ciudad. Es alucinante el ciclo de tapices medievales sobre el Apocalipsis, obra maestra de una singular belleza, única en el mundo, albergados en el Castillo. Imprescindible.

A última hora de la noche está programada la primera cata de vino en una tienda especializada. Acudimos en peregrinación, catamos un montón de vinos, compramos tres botellas (no queremos sufrir un devastador ataque de sed) y volvemos a casa a cenar tranquilos y organizar el “fin de semana loco”. Tengo la experiencia de otros años, me he curtido en varias visitas a Angers, expongo a mis compañeros lo que nos vamos a encontrar, los salones de vinos que, si es usted un amante (del vino), sin ninguna excusa ha de visitar.

Invitación para entrar el el Salon St Jean.

Salon St Jean, sábado y domingo.

Hasta hace dos años se llamaba Les Greniers de Saint Jean, pero estaban muy abarrotados (la fama mata) y era difícil degustar los vinos con tranquilidad, hablar con los productores y disfrutar de la experiencia. Al final cada puesto parecía un bar sirviendo vino, todos extendíamos los brazos para que nos sirvieran, y el contacto y el objetivo de la cata se diluían. Este año la feria tiene lugar en dos grandes edificios, Les Greniers (unos antiguos graneros perfectamente recuperados y utilizados como salas de muestras) y un ala del museo de tapices. Los dos edificios forman un complejo arquitectónico muy bello. Para pasar de uno a otro solo hay que cruzar un pequeño patio y subir unas escaleras. Todos los vinos escogidos cumplen con las obligaciones de vinos ecológicos y han sido elegidos por su calidad. Los vinos de negocio (los elaborados con uvas de fuera de la propiedad y la compra de vinos elaborados) no están permitidos.

Los elaboradores son todos ecológicos y la mayoría siguen los principios de la biodinámica (he escrito sobre la biodinámica y si alguien quiere saber lo que es que pinche en este enlace). Hoy estos elaboradores representan la élite de los vinos europeos, aparecen en las revistas y son los más buscados por los sumilleres y las tiendas especializadas. Su filosofía ha calado en el público y les ha convertido en las nuevas estrellas. Muchos de ellos están aquí.

El horario es de 10 a 19 horas y recomiendo estar a las 10 en punto comprando las entradas. El precio es de 20 euros sin invitación, 10 euros con invitación. Un truco si no has sido invitado es descargarse la invitación de internet. El año que viene la pondré a disposición de todos. Al pagar te dan una copa y eso es la entrada. Hay que guardar la copa, solo te dan una y si la rompes o la pierdes te toca comprar otra. El salón dura dos días, sábado y domingo, por lo cual hay que llevarse la copa a casa y traerla el día siguiente. Yo tengo en casa las de otros años, es un bonito recuerdo.

El importe recaudado con la vente de entradas se destina íntegramente a la reforestación de Madagascar y a la ayuda de la población indígena a través de la organización Madavin.

Les Pénitentes, sábado y domingo.

El monumento donde tiene lugar el salón se llama “Hôtel des Pénitentes” y sirve para dar un gracioso nombre al salón. No se muy bien su origen pero supongo que serían algunos de los elaboradores no invitados o que no cabrían en el otro salón. Lo cierto es que el ambiente es mucho más distendido, mucho menos serio, que en St Jean. El tráfico de personas con copas en la mano y la lengua fuera más divertido es entre estos dos salones. La mayoría solo pagamos en uno y nos colamos, alocadamente, en el otro. Hay algún productor menos pero los que hay merecen la pena. Al final todas las botellas abiertas se dejan en una mesa y hay una especie de locura colectiva para catar todas. Los elaboradores ayudan a crear esa sensación de euforia (la mayoría de ellos ha sentido sed y ha sabido como saciarla). El horario es de 10 a 18 horas, por lo cual hay que darse prisa para llegar antes de el cierre.

Les Anonymes, domingo.

El salón tiene lugar en el centro de la ciudad, en un edificio llamado Curnonsky. Diría que para los amantes del vino más alternativo este es su sitio. Todos los vinos son sin sulfitos añadidos (se les suele llamar vinos naturales). Llegamos a las 10.10 y ya hay cola para entrar. El precio de la entrada es de 5 euros y no hace falta invitación. Desde primera hora está lleno de gente, incluso es algo molesto. Vamos buscando las mesas vacías y catamos todo lo que podemos. Los elaboradores van todos vestidos con grandes jerséis de lana, gorros o viseras y grandes prendas de abrigo muy usadas. Parecen auténticos labriegos, nada que ver con los empresariales modales de sus colegas de St Jean. Algunos vinos nos deslumbran y otros nos dejan un mal sabor de boca que durará horas. Algún día deberíamos hablar de donde están los límites de estos vinos y cuando nos vamos a atrever a decir en voz alta de alguno de ellos; “esto esta muy malo”. Muy interesante, exige mucho del catador (en especial que sea un friki de verdad). El horario es de 10 a 18.30.

Sala de los Tapices, St Jean.

La Dive Boutelle, domingo y lunes, Bodegas Ackerman en Saumur.

Acudimos temprano (y excitados de contentos) a la 19º edición de la Dive Boutelle. Nos levantamos pronto y vamos a la estación, a coger el tren para Saumur. Al llegar, al menos en teoría, hay un servicio de autobuses organizado por la organización para transportar a los invitados que acuden en tren o en coche, uniendo la estación o el parquin con las bodegas. No es así, o no lo es en todos los casos y cuando llega la “navette”, el horario nunca se cumple, es una furgoneta con nueve plazas en la que no cabemos ni la mitad de los visitantes. Unos cuantos decidimos irnos a pie y en 50 minutos recorremos los 4.8 kilómetros que marca el navegador. Al llegar pagamos los 10 euros de la entrada (no hace falta invitación), te dan una copa y conseguimos acceso al interior de la bodega. Vemos como muchos llevan otros clientes llevan sus propias copas, se ahorran la cola y de pagar y entran dentro.

El interior de la bodega es impresionante. Largos túneles horadados en roca viva donde se amontonan las botellas y los productores, cada uno en una incómoda barrica donde han puesto su mercancía. Cientos de elaboradores, miles de vinos, miles de invitados. A veces se hace difícil acercarse a una barrica y catar los vinos. Está considerado el mejor salón de vinos naturales y alternativos. Sin duda lo es, aunque los vinos no son todos naturales (de hecho la mayoría tienen sulfitos). Imprescindible para pasar un día memorable. Hay restauración en el interior, en especial ostras. A la vuelta tuvimos problemas con la navette (otra vez) y volvimos andando, perdimos el tren, el siguiente se estropeó en la vía y nos toco esperar más de tres horas en una estación heladora; llegamos exhaustos, helados y felices muy tarde en la noche. Los vinos que probamos merecen el esfuerzo realizado. Imprescindible.

Salon des Vins de Loira, Levée de la Loire y Salon Demeter, lunes y martes.

Pongo los tres salones en el mismo epígrafe puesto que están los tres en el mismo lugar, el Parque de Exposiciones de Angers. El recinto ferial está a las afueras de la ciudad, pero un servicio de autobuses, perfectamente organizado, lleva y trae a todos los interesados en acudir. Una amable azafata te informa en la estación de trenes cual es la parada y del horario de las navettes. El Salon des Vins de Loira está perfectamente organizado. Hay una gran zona de libre degustación donde se pueden catar varios centenares de vinos de las principales denominaciones de la zona, clases magistrales sobre las variedades locales y otros temas relacionados con la elaboración y venta de vinos, y varias catas temáticas con vinos de diferentes años y calidades. Imprescindible para hacerse una idea cabal de la región.

La Levée de la Loire es un salón con vinos biológicos de la zona de la Loira. En el mismo espacio, en otra plata, están lo elaboradores biodinámicos del Salon Demeter. Están en el mismo espacio ferial que el Salon de Vins de Loira, la entrada se hace con la misma acreditación, pero están a parte. Son interesantes y están algunos de los productores que hemos visto en los otros salones durante el fin de semana. Estos tres salones son gratis, solo para profesionales, y acreditarse es sencillo en su página web. El horario es de 9 a 19 el lunes y de 9 a 18 el martes.

Esto es lo que hay. A lo largo de la semana alguna iniciativa privada organiza reuniones y catas de vinos, pero lejos del inabarcable interés de los salones principales. Las decisiones a tomar implican descartar a unos para acudir a otros. Después de mucho estudiar y dudar llegamos a la siguiente conclusión.

  • Sábado: Ir a St Jean muy pronto, comer sobre la marcha (es un tema que es mejor tener previsto; un bocata es buena opción, ir a un restaurante suele ser imposible al estar todos llenos y algo de comida ecológica hay en los dos salones) e ir al final al salón de los Pénitentes. Muy divertido.
  • Domingo: empezamos por los Anonimes. Comimos en un restaurante cerca y después fuimos a St Jean para acabar, como locos, en los Pénitentes.
  • El lunes lo dedicamos entero a la Dive Boutelle. No es suficiente. Sopa, bocadillos y ostras en el interior.
  • Martes: los tres salones del recinto ferial. Hay varios restaurantes de comida bastante correcta y un bar de comida rápida.

Es un buen plan. No da tiempo a nada pero poco más se puede hacer. Ha empezado a nevar y todavía no ha parado. Veo la televisión y solo hablan de la nieve y de la helada que se espera para esta noche. Francia paralizada y yo sin poder salir. A veces la vida trae pedazos de suerte inmerecidas (sólo hablo de mí, no de los pobres que se han quedado toda la noche en los coches). Mañana será otro día, veremos como llego a París.

TERROARISTA

 

 

 

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