Una noche en el Museo, parte I. Cata benéfica para Nuevo Futuro.

“Every man must decide whether he will walk in the light of creative altruism or in the darkness of destructive selfishness.”  Martin Luther King Jr.

«Cada hombre debe decidir si caminará en la luz creadora del altruismo o en la oscuridad autodestructiva del egoísmo». Martin Luther King, activista americano defensor de los derechos civiles de la minoría negra, asesinado por decir la verdad.

Llueve. Y no parece que vaya a parar. Las previsiones meteorológicas han ido cambiando a lo largo de la semana y, según anuncian para hoy, a partir de las 19 la probabilidad de precipitaciones baja drásticamente, pero no desaparece. Los chicos de Sergare están tranquilos. Pintan sobre cubos de cartón fácilmente transportables y que se pueden colocar en cualquier lado, pero necesitan saber el emplazamiento exacto. Han preparado algo para proyectar sobre el dibujo con unos amigos suyos que hacen “video maping”. El proyector debe estar a cubierto, no se puede mojar, por lo tanto lo ubicamos debajo de los soportales. Noemí, de 9milsiete, me mira con ojos preocupados y me pregunta si empieza a desplegar la instalación. Ha realizado unas magníficas esculturas de papel (técnica de origami, doblar papel de forma sucesiva hasta conseguir una figura), en contacto con el agua se destruyen. Le sugiero esperar hasta las siete e incluso colocar las esculturas durante el evento. Corro a comprar hielo. En los escasos cincuenta metros entre el museo y el supermercado me calo hasta los huesos y me preocupa quedarme sin voz. A la vuelta, Estefanía, de EyE Producciones, la coordinadora del evento, me comunica que el video no se oye. Fabri, junto con Daniel los encargados de rodar y montar los videos, va a su casa a por dos altavoces. Pongo el hielo en los cubos y meto el vino a enfriar, tengo tiempo suficiente. Todos los instrumentos necesitan electricidad y me preguntan donde se pueden enchufar. El patio se llena de cables. Preparo el hielo pilé para el combinado final. Empiezo a descorchar botellas. Llegan los primero invitados. Alfonso me quita el descorchador y me manda a recibirlos. Hay dos visitas guiadas al museo, todo el legado romano dejado en la provincia. Llegan los camareros, estudiantes de la Escuela de Hostelería de Burgos. Hector va a coordinar el servicio pero siempre regalo a nuestros jóvenes ayudantes el siguiente discursito.

Terroa-Muchas gracias por venir. Hector va a deciros por donde tenéis que servir y el orden; y recordad, todo se arregla con una sonrisa. No dejéis de sonreír, es gratis.

Les doy las gracias otra vez, informo a Hector del orden de los vinos, informo a Rosa del orden de la comida, corro a esconder una copa en la fuente, saludo a los invitados, informo a Alfonso de la dosificación exacta del rebujito, repaso mis notas, informo a Victor de la conveniencia de empezar a repartir cerveza entre los primeros invitados, repaso con Estefania la escaleta, nos envuelve el run-run de las conversaciones de los primeros en llegar, el animal del estómago empieza a morder, esos nervios 5 minutos antes de empezar, doy saltitos como si fuera a recibir un saque de tenis, termina la proyección del video, distribuimos a las casi 150 personas del público en todo el patio, todos con sus cervezas en las manos, el grupo de música se retrasa un poco, están buscando sitio para aparcar, los artistas ya han empezado a pintar, no hay vuelta atrás, es el momento. Miro a las decenas de personas agrupadas a mi alrededor, pido silencio, presento a todos los participantes en el evento y empiezo mi intervención.

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Cerveza Dolina, cerveza artesana de Burgos.

Dejen esa bebida de bárbaros que tienen en las manos. Somos romanos que pensamos como griegos, somos su legado. Existe una linea que separa a los cultivados bebedores de vino del sur de las belicosas tribus del norte. Desde siempre se ha considerado una barrera climática. La vid necesita una temperatura media anual de 10 grados, por debajo de la cual no puede sobrevivir. El cereal sí. Sin embargo es también una frontera política. Los romanos necesitaban vino para mover al ejército, cada soldado tenía estipulada una cantidad diaria, para sus prácticas religiosos y usos sociales. Era parte inherente a su cultura. Hasta donde ellos legaron, hasta donde pudieron expandir su civilización, hay vino. Y todos sabemos que hay más allá de la frontera de los romanos, los bárbaros. (He de confesar que antes de hacer el chiste le había pedido permiso a Victor; ha donado la cerveza, le voy a hacer trabajar como uno más y utilizar toda su pericia de camarero, lo menos era comentárselo antes. Le hizo mucha gracia y seguí adelante. Por cierto, la cerveza está excepcional).

En la dura pugna de ¿qué fue primero, la cerveza o el vino? existen dos posturas enfrentadas. Hace unos 10 millones de años dos sucesos extraordinarios transformaron a los ancestros de nuestro linaje. Apenas eran monos recién bajados de los árboles, lo cual provocó dos transformaciones en sus cuerpos. La primera empezar a andar erguidos, andar sobre solo dos patas, liberando las otras dos extremidades que acabarían convirtiéndose en manos. La segunda la capacidad de elaborar una encima que nos permite digerir el alcohol. Al bajarnos de los árboles disminuyó nuestra capacidad de trepar y consecuentemente, recogíamos los frutos del suelo. Los frutos del suelo están muy maduros, tienen mucho azúcar, y de forma natural las levaduras empiezan a trabajar, transformándolo en alcohol. Esta sustancia tiene un olor muy característico, ayudando a encontrar la fruta y aporta muchas calorías. Podríamos afirmar que el consumo de frutas fermentadas con algo de alcohol es muy antiguo. Pero es muy distinto un consumo ocasional de frutas con alcohol de la capacidad de producir de forma intencionada alcohol para consumo. Tendrán que pasar millones de años, hasta prácticamente ayer, para la industria del alcohol. En este punto parece que la cerveza fue la primera. El cereal tiene una gran cualidad que no tiene la fruta, se puede conservar. La fruta es estacional. Es probable que nuestros primos de hace 20.000 años molieran el cereal y elaboraran una especie de sopa espesa de harina. Al bajar la temperatura la sopa fermenta, dando alcohol. Algunas tribus africanas fabrican un pan líquido alcoholizado.

Vamos a beber vino.

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Vino 1, Barbadillo blanco de Bodegas Barbadillo, Vino de la Tierra de Cadiz.

La cultura romana esta enraizada en nuestra sociedad y es el origen de nuestra cultura. Simposio significa textualmente “reunión de bebedores”. En la antigua Grecia y posteriormente en la era Romana las celebraciones o reuniones seguían el protocolo del simposio. Existía un anfitrión o simposiarca encargado de seleccionar los vinos, proponer los temas de conversación o juegos a realizar entre los invitados y, por encima de todo, elegir la cantidad de agua de mar añadida al vino. Tanto en Grecia como en Roma el vino era presentado en una crátera, recipiente ancho y profundo donde estaba el vino. Por lo general el líquido estaba aderezado con especias, miel, hiervas aromáticas, etc. En el momento de empezar la celebración, justo después de recibir a los invitados, lavarles las manos e invitarles a descalzarse y ponerse cómodos, el simposiarca decidía cual iba a ser la proporción de vino y de agua de mar. La mezcla 1:1, una parte de vino por una parte de agua, era considerada de alto graduación, y generalmente era de 1:2 o 1:3, una parte de vino por 2 o 3 de agua. Antes de empezar a servir era necesario hacer una ofrenda a los dioses.

La ofrenda a los dioses se llama libación y consiste en derramar un poco de vino u otro líquido al suelo en honor al Demon, el Dios protector de la celebración. Las libaciones eran un rito utilizado para conmemorar todo tipo de festividad o acontecimiento importante como ganar una prueba en una olimpiada, el regreso de un hijo de la guerra, al empezar los ritos sagrados, etc. La libación es la prueba de como la influencia romana se puede ver en muchos de nuestros actos de la vida cotidiana.

Voy a hacer una libación. Hace falta vino y una copa ceremonial. Me he traído esta de metal brillante de casa. La ciudad de Burgos fue fundada en el año 881, no hay restos romanos, por lo cual a lo mejor esta es la primera libación que ocurre en nuestra capital. Cojo un poco de vino, levanto mi copa en señal de respeto y de fervor, digo una pequeña oración al dios más fascinante de la historia de la mitología, Dionisio (los romanos compartían la misma deidad pero lo llamaban Baco), y vierto sobre el suelo el líquido sagrado. Queda inaugurado el simposio. Hoy brindaremos varias veces, lo haremos muchas a lo largo de nuestra vida. El gesto de brindar, de rendir un tributo o reconocer el mérito o desear un buen porvenir, es el mismo gesto hecho hace más de dos mil años en las libaciones y tiene el mismo significado. No está tan claro el asunto de chocar las copas. Hay varias teorías, ninguna comprobada y quizá ninguna cierta, pero hay una que me gusta especialmente. En las fiestas romanas, incluidos los simposios, los comensales comían tumbados ocupando tres partes de la mesa dejando una parte libre para los (pobres) camareros. El vino era consumido con avidez y las copas eran vaciadas en cortos lapsos de tiempo. Para llamar la atención del camarero e indicarle que querían más vino, hacían entrechocar las copas, produciendo un ruido que rápidamente se asocio a la fiesta.

Pompeya quedó sepultada por las cenizas del volcán Vesubio en el año 79 después de Cristo. Cuando siglos después desenterraron la ciudad hicieron un descubrimiento asombroso. La ciudad había quedado sepultada y ha permanecido intacta hasta la fecha actual, siendo como una foto realizada hace mil años. Una de las conclusiones fue que el grafiti y las pintadas en las paredes eran usuales. Las tabernas y en las tiendas ofrecían sus productos escribiendo en la pared, en los vestuarios y dependencias aparecían pintadas muy parecidas a las nuestras: “el cónsul es corrupto”, “Terroa está por Dr M”, “me gusta tu pato Apicius”, etc. En las paredes de una casa el anfitrión había escrito para sus invitados una serie de advertencias: “no mires con lascivia a la mujer de tu vecino”, “no digas palabras soeces”, “si vas a pelear hazlo fuera de la villa”. Como pueden comprobar los simposios empezaban hablando de poesía y arte pero nunca se sabía como iban a terminar.

 

El grupo Bienmesabe interpreta una canción de flamenco.

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Vino 2, Amorro de Bodegas Mahara, Vino de la Tierra de Cadiz.

Una idea muy común actualmente afirma que estamos viviendo la época dorada de las series de televisión. Las series son historias largas, contadas en episodios en las que aparecen unos pocos protagonistas principales. Esto es muy antiguo; el gusto por los culebrones tiene milenios. Permítanme que les cuente una historia, la de una chica de ojos tristes llamada Ariadna.

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Dédalus es famoso por haber construido el laberinto más intrincado y difícil, pero antes había diseñado un curioso artefacto sin el cual no existiría esta historia. Zeus, el más poderosos de los dioses del Olimpo y famoso por sus arrebatos de furia por motivos no suficientemente justificados (hoy concluiríamos que padece de “síndrome de baja resistencia a la frustración”), mando una maldición a Persefae, la mujer de Minos, rey de Creta. Como era un Dios imaginativo hizo que Persefae se enamorara locamente, con una pasión incontrolable, de un toro blanco semi divino que pastaba por los alrededores. Dédalus ideó y ensambló un muñeco hueco con forma de vaca. Arrasada por un deseo incontrolable Persefae, excitada y desnuda, esperó dentro del engendro vacuno la llegada de su amado. El toro no dudo en acudir a la llamada y «cubrió» a la reina con todas las atenciones posibles. Del resultado de esta noche salvaje nació un bebe mitad hombre mitad toro. Para esconderlo de la vista de los ciudadanos Minus ordenó a Dédalus construir un laberinto donde esconderlo.

Minos por su parte descargaba su frustración guerreando con los vecinos. Atenas perdió una guerra y se obligo a un tributo, enviar a siete varones y siete hembras jóvenes para alimentar al minotauro que, abandonando las sanas costumbres de sus ancestros, era un voraz carnívoro. Teseo, el hijo del rey, decide presentarse voluntario y formar parte del tributo. En cuanto llega a Creta cruza su mirada con la joven hija del rey, Ariadna. La muchacha impresionada de la belleza de Teseo sucumbe y cae en amor. No quiere verle morir, por lo cual le da una madeja de hilo. Teseo, antes de entrar en el laberinto, ata un extremo del hilo y, según va adentrándose por el intrincado dédalo de pasillos, va desenroscándolo. El Minotauro descubre lo que el supone es su merienda pero Teseo, rápido y fuerte, un héroe griego, lo mata en feroz combate. Sale del laberinto siguiendo el hilo, roba un barco, libera al resto de atenienses y regresa a su patria. Va acompañado por la enamorada Ariadna. Teseo, no muy elegantemente y sin razón aparente (si pasó algo y no nos ha sido contado nunca lo sabremos), abandona a Ariadna en la isla de Naxos. El sigue alegre su camino de vuelta; como cualquier hijo de cualquier parte a lo largo de la historia solo quiere llegar a su casa para contar a su padre sus actos de valentía. Pero cometió un terrible error. Al salir le había dicho a su padre que si volvía vivo cambiaría las velas del barco, de color negro, por otras de color blanco, para que el supiera si había salido vencedor del complicado litigio. Incomprensiblemente, a saber que estaría haciendo, se olvido de cambiar las velas. Su padre, loco de dolor, se arrojo por el acantilado cuando divisó el barco en el horizonte. Tesero fue nombrado rey. Pero volvamos con Ariadna, sola y abandonada en Naxos.

Ariadna mira desolada el mar infinito y vacío. Se siente sola y triste, el juego de una absurda traición. Un ruido festivo la sorprende. Aturdida, mira a su alrededor. Una extraña comitiva compuesta de mujeres desenfrenadas, sátiros y todo tipo de seres estrafalarios y enloquecidos deambula sin rumbo acercándose a ella. Precediendo la curiosa procesión, encima de un carro tirado por dos leopardos, va uno de los hijos bastardos de Zeus. Baco es famoso por haber inventado una sustancia mágica capaz de poner en contacto a los mortales con los dioses. Todos le conocen, le adoran y le temen. Baco descubre una chica con de ojos de lluvia, salta del carro de forma poco atlética y no muy digna y cae al mundo para caer en amor. La vida transformada en un segundo.

La imagen es potente; sin esfuerzo, atraviesa nuestro ánimo y se grava en la memoria. Un loco por el vino y una mujer de ojos tristes se encuentran de forma fortuita en un rincón improbable. ¿A quién no le ha pasado algo así?.

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El grupo Bienmesabe toca una canción de flamenco. Los chicos de Sergare  han pintado más de la mitad del Dionisio. Noemí, de 9milsiete, ha colocado sus figuras y empieza a escribir la frase que da sentido a su instalación. Un rincón del museo se ha convertid en un profundo océano con peces abisales. Los camareros pasan rápido con la comida, todo fluye. Es el momento de darles un descanso (a ustedes, a los camareros todavía les queda mucho trabajo).

 

Fin parte I. CONTINUARÁ.