Rutas de supervivencia. De vinos por Londres. Introducción.

Beber un vino en Londres es relativamente fácil. Hay muchos bares especializados en vinos y hemos de aceptar que la selección suele ser más variada que en España.
Podemos encontrar vinos de todas las partes del mundo, con especial relevancia de los vinos franceses e italianos. Los vinos españoles no se encuentran ni en tercera posición, ganándonos en representación todos los lugares productores del Nuevo Mundo, especialmente Australia y Sudáfrica.
¿La razón de tanta variedad en la oferta?, claramente por qué Inglaterra no es un país productor de vino y tradicionalmente han sido grandes bebedores (en cantidad y en calidad). Londres ha sido el centro mundial del vino en cuanto a consumo y compra de vinos y un montón de vinos elaborados en distintos países eran producidos para ser consumidos casi en exclusiva por ellos. Dos claros ejemplos serían el vino de Jerez y el vino de Oporto.

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Londres es una ciudad gigantesca, fuera de toda medida humana. Desplazarse en Londres para ir de un sitio a otro lleva una gran cantidad de tiempo. Por ello voy a dividir en zonas con más posibilidad de encontrar un buen bar donde disfrutar de un vino servido a su correcta temperatura y en la copa adecuada.
Los bares recomendados en esta lista tienen una oferta de vinos por copas bastante sugerente y una carta mucho más amplia con toda la oferta por botellas del loca. Los vinos se sirven con un medidor, y la oferta de vinos por copas suele ser de 125 ml. o 175 ml. En algunos la oferta incluye por jarra, equivalente a 500 ml. Curiosamente es el mismo precio del vino multiplicado por 4, ninguna rebaja. Beber vino en Londres es caro, muy caro. Los vinos van de los más baratos a 5 libras a lo más normal de 8 a 10 libras. Como contrapartida señalar la magnífica oferta de vinos naturales por copas de algunos locales, la más amplia que he visto, incluyendo Francia.
Los vinos nos son presentados en la mayoría de los sitios por la variedad y el país de origen. En otros, los que recomendamos, son bastante más explícitos, informándonos del productor, zona de origen y país. En algunos casos viene detallado el sistema de trabajo empleado en la producción, filosofía del elaborador, etc. Siempre que pueda, elija estos últimos.

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Todos los bares ofrecen algún tipo de comida para acompañar el vino. Según los estándares medios de cualquier persona afincada en el planeta tierra cualquier tipo de elaboración culinaria en las islas es evaluada como cara y mala. En Londres se come fatal. Sin duda se pueden encontrar restaurantes donde comer bien. Sin duda, pero yo no los he encontrado. Todo sabe mal o no sabe. Algún tipo de elaboración sofisticada y secreta consigue lo imposible, quitarle el sabor a todo.
Comer bien o mal es una cuestión de prioridades en la época moderna y saber cocinar o no una cuestión cultural. Si se decide comer mal en vez de comer bien es respetable (aunque incomprensible) y aprender a cocinar es un acto de voluntad con todos los inventos de comunicación de masas actuales. Por lo tanto, después de tanto días llevándome tantas decepciones, de intentarlo con restaurantes de otras culturas donde se que es prioritario comer bien y llevarme un desengaño tras otro al comprobar en primera persona la escasa calidad de todos los productos ofertados, he llegado a una conclusión. Cocinar tan mal y todos, incluso los extranjeros, no es accidental. Es intencionado. Yo también me quede pasmado al llegar a una conclusión tan relevante a la hora de evaluar la calidad de vida.
Quizá debamos remontarnos a los tiempos de la Reina Victoria donde cualquier tipo de disfrute era pecado, o a algún resabio religioso Protestante o Anglicano en feroz pugna con la suntuosidad de la Iglesia Católica y su conocida tendencia a la gula, pero el hecho, la verdad evidente claramente discernible para el pobre visitante extranjero, es la constatación en cada plato de la filosofía de la cocina inglesa. Desarrollar una técnica tradicional capaz de erradicar todo vestigio de sabor natural a todos los productos para después añadir un innumerable tipo de salsas de procedencia industrial.
¿Cuál es el mayor aporte gastronómico de la cocina inglesa?. Las alubias blancas guisadas en el típico desayuno inglés. Es todo.

 

Algún truco de supervivencia.

-Si puede elegir, use el autobús en vez del metro. La capilaridad de la red de autobuses es mucho mayor y es probable que exista una parada cerca de su destino. Haga una foto de los números de los autobuses de las paradas cercanas a su residencia y cuando quiera volver a descansar es probable que en muchas paradas encuentre algún autobús. Viajar en bus en Londres es mucho más barato, atractivo y a veces más rápido.

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-La forma más económica de desplazarse por Londres es la Oyster Card. El sistema de tarifas londinense es bastante complejo. Se paga por trayecto. Si usted paga en efectivo ha de comprar cada billete para cada viaje, algo desalentador si se fija en las colas, y bastante más caro. Adquirir la tarjeta en cualquier estación o establecimiento autorizado es fácil, solo hay que dejar una fianza reembolsable de 3 libras entregándola en cualquier establecimiento a su partida. Cargar la tarjeta por primera vez lleva algo de tiempo, pero es sencillo. Pone la tarjeta en el lector amarillo y le dice cuanto saldo tiene, luego le da la oportunidad de seleccionar cuanto quiere añadir, paga en efectivo o con tarjeta de crédito y vuelva a poner la tarjeta en el lector. En la pantalla aparecerá una ventana anunciando el éxito de la recarga.
Cada vez que se entra y se sale del transporte utilizado hay que pasar la tarjeta por el lector de los tornos de entrada y salida. De forma automática se descontará la cantidad del trayecto. Una vez llegado al máximo de gasto por día, unas 10 libras, el resto de desplazamientos es gratuito.

-Tenga mucho cuidado al cruzar las carreteras. Los ingleses conducen por la izquierda y se precisan varios días hasta acostumbrarse a mirar de forma automática en  dirección contraria.. La celebérrima educación británica ha desaparecido, lo mismo que otras entrañables características tan londinenses como el toque de campana a las 10.45 pm para pedir la última cerveza en el Pub, las peleas en los mismos Pubs ya cerrados a las 11.10 o las tiendas de pakistaníes, barridos por la homogeneizante globalización. Los conductores son bastante agresivos y conducen bastante rápido, las bicis se cuelan por todos lados y casi ningún peatón respeta los semáforos. Extreme las precauciones si no quiere tener algún susto.

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