Moneo y Arínzano

Rafael Moneo

Este arquitecto, Rafael Moneo, navarro de nacimiento es uno de los más reconocidos de España. Tiene en su haber numerosos premios destacando el Premio Pritzker en 1996 (es como el Nobel de arquitectura, el reconocimiento más importante en este campo), es el único español que lo ha ganado. La medalla de Oro de RIBA (Royal Institute of British Architecs) en 2003, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012 y varios más internacionales.

Como por sus obras les conocerás estas son algunas de sus obras: Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, Estación de Atocha, la ampliación del Museo del Prado, Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal de San Sebastián…y una larga lista.

De todas sus obras como nuestro blog es de vinos elegimos las Bodegas de Chivite en Estella Navarra.

Fernando Chivite y su respeto por el medio ambiente.

Fernando Chivite ha plantado sus viñas buscando su perfecta ubicación, logrando el mínimo impacto, al extremo de hacer de la recuperación de las aguas residuales un sistema natural de lagunas que vierten las aguas limpias y oxigenadas al río Arga,  que cruza el Señorío.  

Los ecólogos de Depana estuvieron en la finca durante 2 años, haciendo inventario de las especies vegetales y animales, señalando los cauces de agua que había que respetar, si se quería mantener la directriz de que la viña no fuera una masa de vegetación impuesta.

El resultado es una serie de suelos y microclimas en los que se vendimian variedades plantadas en marcos cerrados, prácticamente con ausencia de tratamientos fitosanitarios.

La idea de Fernando Chivite es evitar en todo lo posible los productos químicos, y en el caso de las parcelas que dan lugar a los vinos biológicos, desecharlos totalmente. Evidentemente esta postura tiene un coste importante, porque durante el verano y hasta  la vendimia los tratamientos orgánicos, biológicos, deben ser continuos.

Esta concepción, este cuidado de la viña prosigue luego en una bodega informatizada al máximo, en la que cada tanque, cada barrica esta sujeto a una analítica exhaustiva. La tecnología se utiliza para potenciar el vino, no para castigarlo.

 Bodegas Chivite

En el corazón de Navarra (España) se encuentra la impresionante Propiedad de Arínzano, un espacio protegido que constituye un rico hábitat natural.

La entrada a la bodega, diseñada por el famoso arquitecto español Rafael Moneo y encargada por la familia Chivite, sirve de inspiración para una nueva identidad de marca de la finca Arínzano

La familia Chivite adquirió la Propiedad de Arínzano en 1988 convencida de que la exclusividad del terruño, su historia, arte y entorno, darían lugar a vinos de la máxima calidad y carácter singular: “Nos pusimos como meta elaborar vinos que expresaran el carácter único de los viñedos, utilizando las técnicas más avanzadas para garantizar un tratamiento artesanal a lo largo del proceso de elaboración, así como desarrollando una viticultura que respetara y favoreciera el entorno natural.”

Como resultado, Arínzano es uno de los pocos terruños en España a los que se ha reconocido el estatus de Pago, y el primero en el norte de España.

El respeto por el medio ha sido la directriz del proyecto. El proyecto de Rafael Moneo es sensible y respetuoso con el medio que le rodea, con el viñedo al que no roba protagonismo.

El concepto de chateau francés con terroir tradicional ha conseguido mantenerse en esta bodega que está rodeada de 160 hectáreas de viñedo, y donde las auténticas protagonistas son las cepas y el viñedo. Un maravillosos terroir que el propio Moneo no duda en calificar como “una bodega paisajística”.

Destaca en este obra la sobriedad de Moneo.

La obra consiste en unos cuerpos de edificio en los que el diseño se aprecia una vez estamos en el interior de la bodega, porque los volúmenes externos, potenciados por un techo de cobre, que cambia de tonalidad según la luz que incide sobre el bosque cercano,  pasan prácticamente desapercibidos.

La bodega, de hormigón abujardado, es una unidad que abraza los tres edificios con los que ya contaba el Señorío: el palacio de Cabo de Armería, con su torre medieval del siglo XIV, la ermita neoclásica y el caserón. La nueva bodega de Moneo enmarca estas tres piezas, creando un arco que encierra las construcciones y que queda perfectamente integrado en el paisaje de encinas que la rodea.

El hormigón de las paredes, pigmentado y estriado, se integra perfectamente con la piedra calcárea local de las estructuras históricas

 

El motivo del tímpano triangular de la iglesia se multiplica en el saliente del techo sobre el pabellón de presado

Los cuatro cuerpos de fábrica han sido organizados sobre una instalación en forma de C, en una secuencia continua, pero con diversas identidades formales según la función, así desde una larga varilla de fondo, que alberga el embotellamiento y el depósito para las cubas, avanzan dos brazos destinados, uno a la recepción de la uva y a su primera elaboración y el otro a la acogida de los visitantes. 

El prensado y la elaboración del mosto se llevan a cabo en un edificio rectangular cuyas cinco naves interiores se reflejan en la fachada con el amplio saliente de los techos a dos aguas. En el interior del mismo pabellón se encuentran colocadas las cubas de acero donde se deja fermentar el mosto que, una vez convertido en vino, es puesto a envejecer en un entorno subterráneo expresamente proyectado para ello.

Este es el espacio interior más sugestivo del edificio. Su cubierta de madera a dos hojas está sustentada por pilares arborescentes en cuyas ramas se proyecta una pasarela suspendida para el control de las barricas.

Colaborador 2

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